La huelga paraliza Barcelona. La segunda jornada de parones en los trenes ha repetido el escenario desolador de este jueves, con miles de pasajeros aglutinados en los andenes de las estaciones de Cataluña. Los maquinistas, convocados por el sindicato Semaf, además, han incumplido los servicios mínimos decretados por el Ministerio de Transportes, liderado por la exalcaldesa de Gavà Raquel Sánchez. No obstante, no ha sido el único bloqueo que han encontrado los usuarios: los contenedores quemados y volcados han dificultado la circulación de coches y autobuses por la capital catalana.
Un total de 567 trenes que estaban incluidos en los servicios mínimos han dejado de circular. La mayoría corresponden a la red de Rodalies de Cataluña y Cercanías Valencia, y en menor grado, a las de Madrid. El 59% de los convoyes que debían transitar por las vías catalanas (310 trenes) este viernes han dejado de hacerlo a no haberse presentado los trabajadores a sus puestos. Algo que el sindicato Semaf niega, pero que Renfe ha comenzado a zanjar y ha abierto expedientes a todos sus empleados que incumplían lo decretado por el ministerio.
Más de dos horas de espera
Las estaciones de cercanías metropolitanas marcaban el horario fijo de paso de trenes. No obstante, ni tan solo el aplicativo web de Rodalies sabía decir exactamente a qué hora pararía el convoy junto al andén. En muchas ocasiones, la espera ha superado las dos horas, especialmente en estaciones infrautilizadas por la empresa de infraestructuras Adif, como es el caso de la de Viladecans (Barcelona). Este municipio tiene unas frecuencias inferiores que los de las localidades colindantes, a pesar de contar con más población.
Las largas esperas, ocasionadas principalmente por el incumplimiento de los maquinistas y por los cortes de vías en la estación de Sants hacia paseo de Gràcia y plaza Cataluña, han propiciado que muchos usuarios decidieran optar por medios de transporte alternativos. Este mediodía algunas autopistas, como la C-32, estaban colapsadas por el uso del vehículo privado. Los que han escogido el autobús tampoco han salido bien parados, tras la vuelta nocturna que ha coincidido con las protestas del 1-O.
El independentismo se suma al caos
Este caos en los transportes, que tiene una vertiente fundamentalmente política por el traspaso de Rodalies a la Generalitat, ha ido en aumento a partir de las ocho de la tarde. Los manifestantes independentistas han realizado protestas por el cuarto aniversario del 1-O y algún corte en las principales calles del Eixample de Barcelona.
Pero el problema ha venido poco después. A partir de las nueve de la noche, ardían contenedores, otros bloqueaban los carriles de circulación y la Guardia Urbana de Barcelona procedía al corte de algunas calles. Esto ha obstruido el paso de los coches, pero también de muchos autobuses urbanos e interurbanos. Los que decidieron ir a trabajar o simplemente moverse en otros medios de transporte público tampoco han evitado los parones de Renfe, que han sido complementados por la efeméride del 1-O.