Los municipios pequeños de Cataluña son los únicos que han incrementado su población procedente de otras partes del territorio en el año de la pandemia respecto al año anterior. Los datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) muestran que los pueblos de menos de 2.000 habitantes han registrado un saldo neto de 6.186 vecinos; los de entre 2.001 y 5.000 han recibido 6.882; los de 5.001 a 10.000 cuentan con 6.590 más; y los de 10.001 a 20.000 han ganado 6.382.
Aquellas localidades con entre 20.001 y 50.000 ciudadanos, en cambio, solamente han registrado un saldo neto de 2.634 habitantes, por lo que su crecimiento ha sido bastante más reducido cuanto a migración interna.
Saldo negativo en ciudades grandes
Por su parte, las ciudades con más de 50.000 vecinos tienen un exceso de salidas internas respecto a las entradas, de modo que registran un saldo negativo puesto que 28.674 residentes se han mudado a localidades más pequeñas. Entre las que más población han perdido destaca Barcelona con una pérdida neta de 19.536 personas, seguida de L’Hospitalet de Llobregat (3.679) y Girona (1.236).
Por otro lado, destaca la elevada movilidad interna por parte de la población extranjera. Aunque esta representa el 16,1% de la ciudadanía, el 28,4% de los movimientos que se han dado entre municipios catalanes corresponden a gente procedente de fuera de España.
Bajan los cambios de residencia
En 2020 hubo 243.566 cambios de residencia entre municipios catalanes, una cifra que representa una disminución del 8,2% respecto al año anterior. Asimismo, la pandemia ha provocado también una reducción de los flujos migratorios con un lugar de origen o destino en alguna parte del resto de España. En concreto, el año pasado hubo 42.788 inmigraciones procedentes de otras comunidades autónomas del país y 51.759 emigraciones, con Andalucía en cabeza en ambos casos.
La mayoría de ellos se han dado por parte de la población más joven, concretamente por aquellos en edades entre los 25 y los 29 años cuanto a la de nacionalidad española y entre los 15 y los 34 años para la extranjera. En el resto de franjas, la pandemia ha provocado más salidas de Cataluña que entradas.
La inmigración baja un 41,7%
La inmigración extranjera también se vio reducida a raíz del coronavirus al registrar solamente 118.760 inmigraciones procedentes de fuera de España. Esto representa una bajada del 41,7% con respecto al 2019, siendo esta la primera vez que se revierte la tendencia creciente que se inició en 2014.
Cuanto a las emigraciones, el año pasado se produjeron 62.236 cuyo destino se encontraba en el extranjero, la cifra más baja desde 2007. De este modo, el saldo neto migratorio resultante es de 56.524 movimientos, una magnitud similar a la que se dio en 2017.