Las playas del Maresme se quedan sin arena y los ayuntamientos de los municipios afectados no se ponen de acuerdo sobre los procedimientos que deben seguirse para resolver el problema. La discrepancia entre los consistorios aumenta a medida que la costa desaparece por falta de actuaciones urgentes. Mientras, los vecinos presencian la pérdida de estos espacios naturales.
La subida del nivel del mar, la erosión causada por los intensos temporales y la presencia de puertos como el de Mataró son los principales agentes que favorecen el retroceso de las playas. Ante esta situación, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico impulsó en 2015 un plan de regeneración que fue aprobado por unanimidad. No obstante, años después, no todas las localidades están de acuerdo con las medidas que propuso el Gobierno y el proceso de recuperación de algunos de estos espacios está estancado.
Puertos deportivos y pesqueros
La costa del Maresme se ha quedado, de forma progresiva, sin arena. "Hay zonas en las que la playa ya no existe”, denuncia el presidente de la urbanización de Bonamar en Cabrera de Mar, Jesús Martín. Este es uno de los municipios más afectados junto con Vilassar de Mar, El Masnou y Premià de Mar.
Los puertos deportivos y pesqueros, como el de Arenys de Mar y el de Mataró, fragmentan todo el frente e impiden el curso del flujo de sedimentos que discurre de norte a sur. Una situación que se acrecienta con los temporales, porque la arena queda acumulada en la parte norte de los muelles, mientras que las playas al sur se hacen cada vez más estrechas.
Medidas provisionales
Tras el paso de las lluvias, las autoridades estatales extraen la arena del fondo marino y la depositan fuera, con el objetivo de regenerar las playas. No obstante, este procedimiento implica un gasto de millones de euros cada pocos años, aunque es una medida provisional, que no perdura en el tiempo.
En 2011, seis alcaldes del Baix Maresme, junto a la Generalitat, decidieron abordar el tema de la estabilización de las playas, con el objetivo de encontrar una solución permanente. Cuatro años después, la Dirección General de Costas impulsó un plan de actuación que la Universidad Politécnica de Barcelona (UPC) había elaborado previamente.
Dragado de arena y espigones en L
La propuesta del Gobierno del PP contemplaba la regeneración de las playas mediante el dragado de arena. Es decir, la aportación de arena procedente del fondo marino. Además de la construcción de espigones en forma de L a lo largo de la costa, con el objetivo de frenar el tránsito de sedimentos hacia la parte norte. Todo ello ascendía a 50 millones de euros.
El proyecto fue aprobado por todas las fuerzas políticas con representación en el Consell Comarcal del Maresme. No obstante, quedó parado durante los siguientes años como consecuencia de las tensiones independentistas. “Fueron tres años de silencio”, puntualiza el alcalde de Cabrera de Mar, Jordi Mir Boix.
Crisis del coronavirus
En 2018, con el cambio de Gobierno, se retomaron las negociaciones y se dio de nuevo apoyo a la iniciativa presentada por el PP durante su mandato. Esta vez, con algunas modificaciones. Entre ellas, la corrección de anomalías en los puertos y la aplicación de medidas de regeneración natural para las playas situadas al norte de los muelles. No obstante, el proyecto seguiría las mismas directrices planteadas al inicio en su aplicación en las del sur.
Con el estallido de la pandemia, el proceso para la reconstrucción del litoral volvió a frenarse, hasta que en noviembre de 2020, el ministerio informó a los ayuntamientos de que estaban a punto de licitar el proyecto, explica Mir. Las medidas iban a aplicarse, primero, en la playa de Ocata, en El Masnou. "Entonces, la CUP presionó y una serie de alcaldes de ERC se echaron para atrás, entre ellos los del Masnou, Sant Pol y Arenys de Mar”, sentencia.
Cinco municipios a favor
Tras ello, el pasado marzo, una moción de ERC en el Senado paralizó el plan de regeneración y el PSOE ofreció a cada ayuntamiento la posibilidad de aplicar el programa previsto. Cinco municipios aceptaron seguir adelante y, en estos momentos, se encuentran a la espera de que el ministerio ponga en marcha las obras.
Cabrera de Mar es una de las localidades a favor de que se adopte esta resolución. Mir defiende que se trata de actuaciones urgentes sobre “la corrección de una anomalía” en los puertos y asevera que “a corto plazo hay que optar por medidas correctoras”, como lo son el dragado y la construcción de espigones. El alcalde postconvergente también destaca la importancia de que se tomen decisiones en conjunto, con el objetivo de llegar, por fin, a una solución.
Oposición al plan propuesto
El Ayuntamiento del Masnou, por el contrario, se opone a la propuesta presentada por la Dirección General de Costas. El motivo principal son “los efectos que puede tener en el ecosistema, en especial, en cuanto al dragado de arena del fondo marino", explican desde el consistorio y añaden que, además, "se teme que el nuevo espigón pueda acabar siendo contraproducente en cuanto a la regeneración natural de las playas". Por lo que podría "provocar que aumente la acumulación de arena en la zona donde ya hay más y que, por el contrario, se reduzca la aportación donde es más escasa", apuntan.
Las alternativas que proponen están basadas en el funcionamiento natural de la costa. "Estas intervenciones imitan, por ejemplo, las barras de playa sumergida, como una especie de diques paralelos pero construidos con tubos flexibles, o con plantaciones de fanerógamas marinas", aseguran desde el consistorio. Asimismo, se contempla "la restauración de dunas como defensa de la costa contra las grandes tormentas o la construcción de los baipás de arena en los puertos".
Obras previstas para octubre
Por su parte, la plataforma Salvem el Maresme juzga el proyecto del ministerio como “anacrónico" y considera que este "nace de las raíces que han llevado a esta situación”. Añaden, también, que “todas las políticas ambientales apuntan hacia una línea que no siguen los planes propuestos".
A pesar de la oposición de algunas localidades de la comarca, por el momento, está previsto que las obras, al menos en Premià de Mar, empiecen en octubre de 2022 y finalicen en junio de 2023. A continuación, se trabajará en el resto de los municipios que han aceptado el proyecto, con labores de dragado y la construcción de espigones. El alcalde y algunos vecinos de Cabrera de Mar temen que las discrepancias sigan retrasando un proyecto que lleva años intentando salir adelante.