Desde el pasado 3 de septiembre y hasta el próximo día 12, el municipio costero de Sitges (Barcelona) acoge la International Sitges Bears Week o, lo que es lo mismo, la mayor cita mundial que congrega a los representantes de este sector --autodenominados osos-- de la comunidad gay. El evento anual, que nace de la colaboración entre el Ayuntamiento de Sitges y la Asociación Bear, suma este año 21 ediciones a sus espaldas y recupera el formato presencial tras la celebración online de la edición anterior a causa del Covid-19.

Organización y vecinos coinciden en calificar de "respetuoso y pacífico" al colectivo de 6.000 bears que estos días les visita. De hecho, la Semana Internacional de los Osos fue declarada en septiembre de 2019 como “evento de especial interés de la villa de Sitges” por el pleno municipal. Según el estudio encargado por el gobierno local, el evento generó un impacto económico de 7,35 millones de euros ese mismo ejercicio. 

Edición con restricciones

Pese a haber recuperado en gran medida la presencialidad, el programa de actos se ha visto afectado de forma notable por las restricciones anti-Covid impuestas por el Ejecutivo catalán, vigentes al inicio del encuentro. Con el fin de evitar aglomeraciones, se ha eliminado del mapa el Bear Village, el centro neurálgico de la Sitges Bears Week ubicado en el Passeig de la Ribera. Además, también se ha suprimido cualquier rastro de actividad en el espacio público.

Desde el consistorio, se remarca la creación de un dispositivo de seguridad que ha incrementado el número de efectivos policiales --policía local y Mossos d'Esquadra-- en las calles del centro, así como la implementación de un control de acceso en varios tramos del catalogado como itinerario bear. También está presente en la playa naturista de Cala Balmins, lugar donde se celebra el encuentro diurno.

Concentraciones nocturnas

Estas medidas no han sido suficientes para frenar las concentraciones nocturnas, ya que a las habituales de la localidad se ha sumado el evento internacional. Decenas de personas se han amontonado en las puertas de los bares a la hora del cierre entre semana, por lo que se prevé que vaya en aumento este sábado y domingo. En el primer fin de semana también se superó el acceso de 700 personas, el aforo máximo, permitido en la playa de Balmins.

Los agentes del servicio de informadores de playas explican a Crónica Global que en los momentos de mayor hacinamiento ha habido cierta inacción por parte de la policía local. Admiten que su potestad se limita a poner una valla en el acceso a la ensenada y en recomendar a los usuarios que no accedan a ella en los momentos de masificación y lamentan la ausencia de otro tipo de medidas. 

El repunte de bañistas se produce en las horas centrales del día y disminuye con el avance de la tarde. Con todo, otros operadores de la zona contradicen esta explicación. El propietario del Chiringuito Balmins, Emilio, detalla que para la edición de este año se ha visto obligado a reducir el aforo de su comedor de playa a la mitad y subraya que la afluencia de gente es la misma que la de cualquier fin de semana de agosto.

El ayuntamiento admite errores

Por su parte, Luis Miguel García (PSC), primer teniente de alcaldía y edil de Turismo, reconoce que durante las noches del fin de semana se vivió una situación de “aforos desbordados” en la calle Joan Tarida y la plaza de la Industria. Apunta a que el dispositivo diseñado fue "insuficiente" y avanza que desde la concejalía de Gobernación han trabajado a lo largo de toda la semana con los cuerpos policiales para enmendar el error y evitar que las imágenes se repitan. 

El edil socialista afirma que fue un momento puntual y pone de manifiesto la satisfacción del ejecutivo local ante la recuperación del formato presencial de la International Sitges Bear Week. "Estamos contentos por cómo sale. No se ha registrado ningún incidente en la vía pública más allá de alguna aglomeración", resalta.

Público internacional

Según Manel Grao, portavoz de l'Asociación Sitges Bears, la edad media del público asistente se sitúa entre 45 y 50 años. Además, revela que casi todos ellos son turistas internacionales. La cifra de extranjeros que se dan cita en el evento es del 85%, especialmente ciudadanos americanos y franceses.

En cuanto a la convivencia del evento con la crisis epidemiológica, Grao considera que se desarrolla con la mayor normalidad posible y de forma respetuosa, puesto que la respuesta por parte del colectivo es buena. "Se hace caso de las recomendaciones sanitarias y de la normativa que difundimos a diario en redes sociales. Además, muchos de ellos ya venían con el pasaporte Covid", añade. Por todo ello, se habla de éxito al recuperar el encuentro presencial.