“Desde ayer no he recibido ningún pedido”, explica una mujer que protesta ante las oficinas de Glovo ubicadas en el barrio de Poblenou de Barcelona. Los trabajadores de la plataforma, hasta ahora falsos autónomos, advierten una caída en picado de sus salarios y que la empresa fomenta una feroz competencia entre ellos desde la aplicación de la nueva Ley Rider, que obliga a las plataformas de mensajería a contratar a sus empleados, según avanza Metrópoli Abierta.
Los trabajadores de Glovo denuncian que la interpretación que ha hecho la compañía de la nueva norma provocará una caída en picado de sus salarios. Entre las quejas principales, son la competencia que se ha creado entre ellos a partir de la nueva ley, que la empresa permite que sus empleados fijen una tasa entre el 0,7 y el 1,3 que se debe multiplicar al precio del pedido.
Competencia feroz
La cincuentena de manifestantes frente a la sede de la plataforma de repartidores en la capital catalana asegura que esta tasa genera una subasta a la baja y una competencia feroz entre los riders y sus pedidos. “¡Quieren que nos matemos!”, se queja uno de los empleados que aseguran que desde que entró en vigor el jueves la Ley Rider solo reciben pedidos aquellos que tienen la tasa más baja.
Según han explicado a Metrópoli Abierta, muchos repartidores han cobrado tan solo tres euros por realizar un trayecto de seis kilómetros en plena ola de calor y con las temperaturas al alza. Esto se suma a que el 80% no será contratado por Glovo, dado que la empresa barcelonesa ya ha anunciado que tan solo contratará a 2.000 riders en las ciudades con más actividad.