Aula de un centro público / EUROPA PRESS

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Vida

Las amargas lágrimas de los profesores tras el curso escolar

Seis de cada diez educadores están “quemados” con la enseñanza y el agotamiento es más intenso en centros públicos que privados

4 julio, 2021 00:00

La ilusión de los docentes españoles por educar se mantiene --casi-- intacta tras este atípico curso escolar que acaba de finalizar. Sin embargo, no ha sido gracias al Ejecutivo ni a las Comunidades Autónomas. Y es que la gran mayoría de educadores echa en cara a los políticos la sensación de continua improvisación ante las medidas impuestas a los colegios, la falta de claridad en los protocolos y también la poca ayuda recibida.

Esto es lo que se desprende de un estudio realizado por la plataforma Micole y el grupo de investigación Fundamentos de la Educación y Responsabilidad Social Educativa, Ferse, de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. A través de 351 entrevistas realizadas a profesores, se ha analizado la percepción de los docentes sobre los cursos en pandemia, según la titularidad del centro y la experiencia de los educadores.

Imagen de un aula de un colegio de Cataluña, donde el Covid acelera / EP

Imagen de un aula de un colegio de Cataluña, donde el Covid acelera / EP

El Ministerio de Educación es el que peor nota obtiene en esta suerte de evaluación llevada a cabo por los educadores. Sólo un 30% de los profesores estuvo de acuerdo con las decisiones que adoptó esta administración durante el confinamiento, porcentaje que ascendió al 38% después. Si bien las comunidades autónomas mejoran algo la nota, no se libran tampoco del suspenso: sólo el 33% de los docentes aprobaron su gestión durante el confinamiento; un 40% después.

Los centros privados, los más críticos con el Ejecutivo

Los que aprueban, y con notable, son los centros educativos. Ocho de cada diez educadores estuvieron de acuerdo con las decisiones adoptadas por sus centros escolares durante y después del confinamiento. Los más conformes fueron los de los centros privados. El 90% se muestra de acuerdo con el conjunto de decisiones tomadas por sus centros. Son también, claro, los más críticos con el Ejecutivo. Justo al contrario que los docentes de centros públicos.

Si para ser docente únicamente necesitas obtener la carrera de magisterio, la buena docencia requiere de un plus: vocación. La pandemia y la mala gestión que se ha hecho de ella a través del Ministerio de Educación deja heridos en el camino. Seis de cada diez educadores están “quemados” con la enseñanza. El agotamiento, además, es más intenso en centros públicos que privados.

Brecha digital mayor en centros públicos

Este importante agotamiento en los centros públicos se puede explicar por la escasez de recursos frente a los concertados y privados. Los datos cantan. La brecha digital fue mayor en la educación pública (el 77% de los centros públicos la perciben frente el 68% de los centros privados).

“La pandemia pilló por sorpresa a todos. El cambio a las metodologías y recursos online fue repentino, por lo que realmente nadie estaba preparado para volcar las clases del mundo analógico al digital. De hecho, el año pasado muchos profesores y familias ya se quejaban de que las plataformas presentaban muchos problemas”, sostiene Rubén Sarmiento, cofundador de Micole.

Alumnos mantienen la distancia de seguridad, una de las medidas que han adoptado los colegios  / EP

Alumnos mantienen la distancia de seguridad, una de las medidas que han adoptado los colegios / EP

Sarmiento destaca que la edad de los profesores ha sido determinante a la hora de adaptarse al mundo digital. “Los educadores más jóvenes han encontrado mayores facilidades a la hora de adaptar las clases en remoto. Sin embargo, todos han echado de menos apoyo institucional, no sólo en la formación en los nuevos recursos digitales diseñados para la educación, sino también en cuanto a la dotación de dichos recursos y plataformas para adaptar sus clases. De hecho, la mayoría de las docentes ha tenido que actualizarse y reciclarse y han sentido que han hecho un gran esfuerzo, con grandes dificultades, mientras las administraciones no tenían unos protocolos o directrices claras. Esta falta de directrices, formación y recursos se ha notado más en los colegios públicos”.

¿Ha llegado para quedarse la educación híbrida?

Sobre si la educación digital o híbrida ha llegado para quedarse, desde Micole piensan este tipo de educación no es posible --ni adecuada-- en la etapa infantil. “La mayoría coincide en que en las etapas iniciales de la educación sí es necesario un contacto presencial entre docentes y alumnos en las aulas. Los niños más pequeños necesitan conocer en persona a otros niños, tocarles, jugar con ellos en el colegio y no a través de una pantalla. Sólo así podrán desarrollar sus relaciones sociales en el mundo real, aprender a compartir y empezar a desarrollarse a sí mismos. Lo mismo con los profesores. Aunque la tecnología ofrezca grandes posibilidades, hay que ser cautos para no sumergir directamente a los niños más pequeños en los recursos digitales: necesitan conocer el mundo sin pantallas de por medio”.

“A medida que los alumnos van creciendo, sí consideramos que la combinación de la educación online y presencial puede ser efectiva. Al fin y al cabo, el mundo actual convive con lo digital, y los alumnos tienen que aprender a hacer uso de dichas tecnologías, sobre todo para acceder al mercado laboral en un futuro”, concluye Rubén Sarmiento.