Pablo Ardila es el presunto capo de la trama criminal desarticulada por la Policía Nacional en Barcelona. El exgobernador colombiano ha sido detenido acusado de, supuestamente, pilotar una red de explotación de empleadas del hogar. Todo ello desde una lujosa mansión de Castelldefels (Barcelona) que, en el pasado, había alquilado Ronaldinho, exjugador del FC Barcelona.
Es lo que explican fuentes del sector después de que el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) publicara ayer información detallada de la operación que ha terminado con el expolítico en prisión. Los agentes arrestaron a siete personas, uno de ellos Pablo Ardila, como supuestos participantes en la trama criminal. Tres de los arrestados, incluido el exgobernador del estado colombiano de Cundinamarca, han entrado en prisión provisional a la espera de juicio.
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El juez que ha tutelado la operación policial les acusa de múltiples delitos. Tráfico y explotación de personas, falsificación de documentos, blanqueo de capitales, delitos contra la hacienda pública, contrabando y depósito de municiones. Antes de que los tribunales diluciden si los investigados son culpables o no, la Policía ha intervenido 23 animales disecados con ayuda del Seprona de la Guardia Civil, cinco coches de alta gama, once relojes valorados en 700.000 euros, joyas, drogas, munición y 65.000 euros en dinero en efectivo.
Los funcionarios también han procedido a bloquear cuentas bancarias para evitar movimientos de los sospechosos. Se cree que éstos utilizaban empresas pantalla en Panamá y cuentas en Suiza para canalizar el dinero que obtenían de la trata de mujeres. Por la información de la que se dispone, los agentes actuantes planificaron y ejecutaron la operación policial tras recibir denuncias de las personas traficadas.
Falsas empleadas domésticas
Esta es la acusación mollar contra el expolítico --que ya estuvo en prisión en Colombia por otra causa-- y sus presuntos colaboradores. La Policía cree que Ardila y el resto de la trama convencían a mujeres en Colombia con la promesa de una vida mejor en Barcelona. Cuando llegaban a la Ciudad Condal, las víctimas eran explotadas laboralmente como servicio doméstico.
Para entrar a las mujeres en el país, la estructura presuntamente criminal las hacía pasar por turistas. Con este fin les proporcionaba la documentación necesaria, también los billetes de avión, reservas de hotel y dinero para simular una estancia vacacional.
Vida a todo tren y una clínica estética
Como explicó este medio, Pablo Ardila y su pareja mantenían una vida a todo tren en la capital catalana y conurbación. Eran habituales de las recepciones de personalidades importantes de la segunda mayor ciudad española. Acudían a los clubes más punteros de la noche condal montados en automóviles de alta gama. Se dejaban ver en lugares como Sutton o los locales del Frente Marítimo.
La cara social de la pareja era la mujer del expolítico. Regentaba una coqueta clínica de estética en el paseo de Gracia de Barcelona, junto al Hotel Mandarin, el mejor de Barcelona, y algunas boutiques de lujo. La mujer está investigada por intrusismo profesional. Se cree que ejercía su falso oficio en la clínica de alto standing y también en un hospital barcelonés.