Las nuevas cepas del coronavirus tienen un curso más rápido, lo que provoca que muchos pacientes acudan al hospital con síntomas e ingresen a las pocas horas en el centro. Así lo relata el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SeMicyuc) y jefe de la uci del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, Ricard Ferrer, quien asegura que las nuevas variantes del virus están influyendo en la gravedad de los pacientes.
“Los pacientes iban primero a sala, unos mejoraban y otros iban a la uci”, recuerda Ferrer para explicar que con las nuevas cepas de Covid-19, más contagiosas y de curso rápido, como la británica, ha habido un aumento en la velocidad de ingreso de positivos en las unidades de críticos. El perfil de pacientes hospitalizados también ha cambiado: son más jóvenes porque los mayores están vacunados.
Más vacunas y menos restricciones
El jefe de la uci del Vall d’Hebron asegura que “la lógica indica que con más vacunas y menos restricciones”, en las próximas semanas la población en las ucis será más joven, porque será la no inmunizada. Esto se suma a las preferencias que el Departamento de Salud mantiene en la inmunización, que primero se observó con el retraso de inyecciones a mayores de 80 años y ahora la polémica está en la no vacunación de Policía Nacional y Guardia Civil en Cataluña.
Ferrer subraya que “es muy difícil que la mortalidad baje mucho más” dado que se trata de una unidad en la que quienes ingresan están en riesgo de fallecimiento: “No hay mortalidad cero”, asegura, aunque los pacientes jóvenes tienen mejor pronóstico y más reserva funcional, eso no se ha visto reflejado en la tasa de fallecimientos porque, según el jefe de la uci del hospital barcelonés, “aún tenemos una mezcla de edades en las ucis”.
No hay cuarta ola
La saturación en las unidades de cuidados intensivos por este incremento de contagios “progresivo y contenido” revierte en una “situación generalizada de parón quirúrgico”, explica Ferrer. Pese a esto, el presidente de la SeMicyuc precisa que “no estamos en una cuarta ola, decir eso sería exagerado” y apunta que el aplazamiento de las intervenciones sigue un patrón “heterogéneo e irregular”, según centros hospitalarios y comunidades autónomas.
Para contener la trasmisión, Ferrer apela a mantener las restricciones y considera que si finalmente el 9 de mayo termina el estado de alarma, tendrá que haber alternativas que, en el caso de los hospitales, permitan hacer contrataciones adicionales como las de personal jubilado o contratos específicos, solo posibles en una situación excepcional.