El Tribunal de Jurado ha declarado culpable de asesinato con alevosía y agresión sexual a Juan Francisco López, autor confeso del crimen de Laia. Fue el 4 de junio de 2018, cuando el hombre, que ahora tiene 46 años, mató a la pequeña de 13 años en su piso de la avenida Cubelles de Vilanova i la Geltrú.
En su veredicto por unanimidad, emitido este viernes, el tribunal popular también rechaza que el acusado estuviera ebrio y drogado en el momento del crimen, y que ello le impidiese ser consciente de sus actos, tal y como alegó durante el juicio en la Audiencia de Barcelona. Según este, el consumo de cocaína y cerveza le llevó a confundir a la menor con una "sombra", y pensar que había entrado un ladrón en su casa.
Prisión permanente
Por su parte, la fiscalía y la acusación particular, que representa a la familia de la niña, pidieron para el acusado la pena de prisión permanente revisable por asesinato y agresión y sexual, mientras su defensa alegó homicidio imprudente. Ahora será el juez quien valorará la pena que impone a Juan Francisco en la sentencia que redactará a raíz de este veredicto.
Ambas acusaciones desmontaron el móvil del supuesto intruso con la comparecencia de más de 40 testigos que, ante la sala, indicaron que el autor confeso del crimen "no olía alcohol" ni mostraba síntomas de encontrarse bajo el efecto de las drogas en aquella fecha. Según el acusado, al percatarse de la presencia de una persona en su casa, acudió a la cocina, donde cogió dos cuchillos, pero la autopsia indica que la niña murió asfixiada, por la presión de "dos manos" así como por una correa de perro que le colocaron en el cuello.
Muerte "agónica y cruel"
El jurado cree que el hombre la introdujo en su domicilio por la fuerza, cuando esta abandonó la casa de sus abuelos, un piso más arriba, en el 26 de la avenida Cubelles del municipio, la agredió sexualmente, y la mató de forma "agónica y cruel". Su padre la esperaba en la calle, donde aparcó a la espera de que saliese del portal, pero la niña no llegó a abandonar el inmueble.
Fue uno de sus tíos quien encontró el cadáver bajo el colchón de la habitación de Juan Francisco, tras llamar a su puerta por segunda vez, durante la búsqueda de la pequeña. Antes del hallazgo, el acusado limpió el piso con lejía, se duchó y salió a la calle para deshacerse de dos bolsas de basura, que tiró en contenedores alejados de su domicilio. Su intención, según expuso en el juicio, era "acudir a la policía", algo que nunca hizo. Será el magistrado quien, en los próximos días, dictaminará la pena que cumplirá el asesino de Laia.