El autor confeso del crimen de Laia, Juan Francisco L., durante el juicio / CG

El autor confeso del crimen de Laia, Juan Francisco L., durante el juicio / CG

Vida

El autor confeso del crimen de Laia: "Me estaba defendiendo de alguien que había en mi casa"

Juan Francisco L. alega que confundió a la menor con un ladrón tras haber consumido cerveza y cocaína y niega la agresión sexual

20 abril, 2021 14:09

Juan Francisco L., autor confeso del crimen de Laia (una menor de 13 años) en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en 2018, ha asegurado este martes que confundió a la niña con un ladrón tras haber consumido cerveza y cocaína durante el día. "Me estaba defendiendo de alguien que había en mi casa", ha señalado ante el Tribunal del Jurado en la Audiencia de Barcelona.

La fiscalía y la acusación particular piden para el hombre, de 46 años, prisión permanente revisable por asesinato y agresión sexual, mientras su defensa alega que fue un homicidio imprudente, ya que este, bajo el supuesto efecto de estupefacientes, habría divisado una "sombra" en su habitación. Según su testimonio, "asustado", fue hasta la cocina, donde cogió dos cuchillos, pese a que los resultados de la autopsia certifican que la menor murió por asfixia, "causada por las manos y una correa de perro".

"Dos cuchillos" contra una "sombra"

"Casi podría jurar que yo no puse esa correa, pero visto lo que ocurrió, no puedo decirle", ha contestado el acusado al ministerio fiscal. En su relato, Juan Francisco L. ha asegurado que trató de "defenderse" al entrar en su habitación. "[Allí] cojo todo lo que voy encontrando y voy dando golpes con toda la fuerza que tengo. Me esfuerzo porque pensaba que estaba luchando contra alguien", ha indicado. En la actualidad pesa 95 kilos --y mide 1,79 metros--, según ha detallado él mismo, mientras la víctima pesaba unos 37 kilos.

El asesino confeso de la menor de 13 años para quien el Supremo confirma la prisión permanente revisable / EFE

El asesino confeso de la menor de 13 años para quien el Supremo confirma la prisión permanente revisable / EFE

El crimen se produjo el 4 de junio de aquel año, en el 1º 1ª del 26 de la avenida Cubelles del municipio. La pequeña bajó de casa de sus abuelos paternos, un piso más arriba, para reunirse con su padre, que había aparcado en esa misma calle, para ir a recogerla. La niña no llegó al portal. Tras dos horas de búsqueda, fue uno de sus tíos quien encontró el cuerpo sin vida bajo el colchón de la cama del acusado.

Adicción a las drogas y madre terminal

Para justificar lo sucedido, este ha esgrimido su adicción a las drogas, así como el estado terminal de su madre, que falleció en el hospital un día después del crimen. También la mala relación con su progenitor, que había amenazado con echarlo de casa por su conducta. Cuestionado por la presunta agresión sexual a la víctima, este la ha negado, pese a que el cadáver apareció semidesnudo y había restos de semen en sus calzoncillos junto a sangre de la menor.

Sí ha reconocido haber visto pornografía antes del suceso, en ningún caso de menores. Ha señalado que consumió vídeos de personas transexuales, ya que él había mantenido una relación con uno, durante su estancia en EEUU, todo ello para desmarcarse de supuestas búsquedas de "niñas orientales follando con adultos", según ha inquirido la fiscal.

Pornografía y estancia en China

Una consulta que, según el acusado, se habría realizado en China, país donde residió un tiempo antes de regresar al domicilio de sus padres en Vilanova, y desde un móvil de la empresa. "No hay búsquedas de niñas follando, sino de 'busco matrimonio China, parejas China, putas en China'", ha detallado Juan Francisco que, ha alegado, buscaba dichos contactos a través de páginas pornográficas.

El día en que mató a la menor, habló con varios vecinos y comerciantes de su barrio. En el juicio, gran parte de ellos han explicado que no notaron que el ahora acusado estuviese bajo el efecto del alcohol u otras drogas. Entre ellos, algunos de los participantes en la búsqueda de la pequeña, o la empleada de un comercio cercano al edificio, quienes aseguraron que el hombre "no olía a alcohol".

Cadáver bajo un colchón

Tras el crimen, el individuo encendió la luz de la habitación, vio el cuerpo, y metió a la pequeña en un armario y limpió el suelo, con la intención de que su padre "no se encontrara eso así" --en sus palabras--. Tras ello se duchó y salió a la calle, ha asegurado, con intención de ir a la policía, algo que no llegó a suceder. Después regresó al inmueble. Su mayor temor, ha insistido una y otra vez, era la reacción de su progenitor. Quería llamarlo, pero tampoco lo hizo. Estaba "asustado, con miedo y sudado", y por eso se duchó de nuevo.

Registro en la casa del homicida de Laia en Vilanova i la Geltrú / EP

Registro en la casa del homicida de Laia en Vilanova i la Geltrú / EP

Fue entonces cuando vio la sangre y empezó a recordar lo ocurrido, siempre según su relato. "Me armo de valor, abro el armario y... dantesco", ha manifestado. Puso el cuerpo bajo el colchón de su cama, y encima colocó el cabezal de la misma. Tras ello, alguien llamó a la puerta; estaban buscando a la pequeña: "Preguntaron por una niña, yo intenté hacer ver que no sabía nada; quería hablar con mi padre y explicarlo".

Llamada a su puerta

Quince minutos más tarde fue uno de los tíos de Laia el que volvió a la vivienda, al parecerle extraño que Juan Francisco no reaccionase ante la desaparición, cuando el resto de vecinos se habían desplegado para buscar a la menor. "Los dejo entrar y me quedo en el recibidor, porque para mí... yo no había hecho nada", ha asegurado ante la sala. Fue tras ello cuando el familiar halló el cadáver.

El acusado, que ha rechazado responder a la acusación particular, ha manifestado que no fue hasta días después del crimen cuando cayó en lo que había sucedido. Tampoco al trasladar el cuerpo hasta el armario, ni clavar un cuchillo en la oreja y un bolígrafo en la traquea de la niña. "Recuerdo intentar quitárselo, no lo tenía dentro de la traquea, lo tenía en la boca", ha apuntado. Pese a ello, aseguró a los policías que registraron la vivienda que "no encontrarían nada" porque él "no había sido", según él mismo ha confirmado. Tampoco les trasladó la versión que ahora defiende, la del supuesto ladrón, ni encontrarse bajo el efecto de las drogas.

Su preocupación: su padre

A los forenses tampoco se lo expuso, asegura, porque su intención era que su hija y su padre "no se enterasen" de su adicción. Sí les trasladó que le habían "pegado". Cuestionado por su defensa sobre si "peleó con el atacante", un niña de 13 años y 37 kilos, este responde: "Era una locura... la cabeza, las drogas, el miedo... no se puede explicar. Por desgracia lo único que tenía en mente era 'que tu padre no se entere de que te has drogado' porque me iba a quedar en la calle".

Por eso mismo, ha indicado, limpió las manchas de sangre que él mismo dejó por la casa tras mover el cadáver. Tras la declaración de testigos, peritos, investigadores, y el propio acusado, este miércoles las partes expondrán sus informes definitivos y el juicio finalizará, a la espera del veredicto del jurado.