Problemas en la campaña de la fruta en Lleida. Las heladas de marzo sobre las áreas frutícolas, que han dañado gran parte de los cultivos, han obligado a desplazar la cosecha hasta principios de junio. Aunque las tareas de recogida suelen arrancar a mediados de abril, este año la recolección se ha aplazado un par de meses por motivos estrictamente meteorológicos.
Pero las consecuencias sociales de este retraso empiezan a notarse. La llegada de temporeros a la capital ilerdense no ha parado pese a las fluctuaciones climáticas, hasta el punto de que empieza a presionar los servicios públicos de la Paeria, tal y como reconocen algunos actores de la zona.
Efecto llamada
Organizaciones como UGT aprovechan la ocasión para poner el acento en el descontrol generado por el efecto llamada de los empresarios del campo. Según fuentes consultadas por Crónica Global, este año se espera contratar a cerca de 20.000 trabajadores, unos 15.000 menos que el curso anterior tras el deterioro del 30% de los fruteros. Pero en vez de promover la contratación en origen, se insta al traslado masivo de mano de obra hasta las plantaciones que circundan la capital ilerdense.
Así, una cantidad de estos temporales --todavía modesta en números absolutos-- ya se ha trasladado hasta el Segrià en busca de empleo sin atender al nuevo calendario agrícola. Muchos de ellos son acogidos en dependencias municipales --concretamente, la feria de Lleida-- a la espera de una oportunidad laboral.
Incumplimientos del convenio
Desde las filas ugetistas recuerdan que no se cuenta con un censo de trabajadores ni con otro de alojamientos --según el convenio del sector, el empresario está obligado a proporcionar una vivienda a sus cuadrillas--. "En la última reunión que celebramos el pasado 23 de marzo con la Administración, todo fueron buenas palabras pero ninguna acción concreta", expone Alicia Buil, secretaria del sector de alimentación de UGT.
La portavoz remarca que los municipios y la Generalitat deberían implicarse activamente para solventar la problemática de los temporeros. Buil propone la inclusión del domicilio de los trabajadores agrícolas en los contratos de trabajo, como una forma de asegurar el control de su situación. "Seguimos sin datos concretos y con reuniones mensuales donde no avanzamos soluciones reales", indica.
Quinta ola en Lleida
Todo esto en un contexto marcado por los pésimos datos de contagios en la zona, con dos comarcas por encima de los 300 diagnósticos por cada 100.000 habitantes (Vall d'Aran y Alta Ribargorça) y otras tres por encima de los 200 (Segrià, Pla d'Urgell y Pallars Sobirà).
De hecho, el coordinador del Covid-19 en el Hospital Arnau de Vilanova, José Luis Morales, aseguró el pasado viernes que se preparan para "el peor escenario" de la pandemia. "La situación actual no es ninguna sorpresa, nosotros antes de Semana Santa decíamos que Lleida estaba en la quinta ola a pesar de que eufemísticamente se ha ido diciendo que estábamos en un repunte", aseveró.
Riesgo de colapso
Rosa Majoral, directora de Arrels Sant Ignasi, explica que antes de Semana Santa se constató la presencia de un mínimo de 50 temporeros entre las personas asistidas por esta fundación. "La ratio diaria era de entre 10 y 15 personas, que están siendo derivadas al cuarto pabellón ferial que funciona bajo el Pla Iglú", detalla a este medio. Pero el equipamiento puede acoger a un máximo de 70 personas, que solo pueden pernoctar un número de noches limitado.
Este programa, además, ofrece un alojamiento invernal a las personas sin hogar. Un portavoz del ayuntamiento destaca este hecho antes de explicar que, en cualquier caso, el plan se mantendrá hasta finales de abril, cuando se espera que el repunte de la temperatura vuelva menos necesario este refugio nocturno.
Incógnitas
¿Qué sucederá en mayo? Por ahora, la Paeria no cuenta con ningún plan específico para cubrir el mes anterior a la cosecha, aunque no descarta arbitrar alguna iniciativa de emergencia. La Consejería de Agricultura, preguntada sobre esta cuestión, no ha hecho declaraciones al respecto. Si el flujo de temporeros sigue al alza, se corre el riesgo de colapsar la capital al igual que sucedió el año pasado.
Otros sindicatos como CCOO disipan estos temores. Cristina Rodríguez se muestra vigilante con el desarrollo de la temporada, pero confía en la apuesta del sector por contratar a personas oriundas a través de la bolsa del SOC como un instrumento para atajar el problema. Cita la creación de un responsable Covid por cada municipio, así como la propia caída de demanda laboral motivada por las heladas, como elementos que alejarán las escenas vividas el año pasado en Lleida. Dentro de dos meses, se sabrá si la Generalitat ha hecho los deberes.