El cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, ha instado a los países más ricos a compartir las vacunas contra el Covid-19 con los países pobres. Secunda así el mensaje del Papa Francisco que demandaba que la inyección estuviese “disponible para todos”.
“Muchos proclaman el derecho a la salud universal. Sin embargo, no están dispuestos a compartir las vacunas contra el Covid-19 con los países pobres. Seamos solidarios”, ha escrito Omella en su cuenta personal de Twitter. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya realizó una crítica ante el egoísmo de las principales potencias mundiales de negarse a realizar un reparto equitativo entre territorios.
¿Y la Unión Europea?
Este mensaje del cardenal Omella de ser solidarios en la distribución de las vacunas contra el coronavirus contrasta con la falta de abastecimiento del fármaco en los países más ricos de Europa. La Unión Europea (UE) se enfrenta a una escasez en la adquisición de nuevas inyecciones y no ha logrado su objetivo de tener vacunada al 80%, el 31 de marzo, a la población mayor de 80 años. También se puso la meta de tener inmunizada al 70% de su población el próximo 21 de septiembre, aunque al ritmo actual este porcentaje se lograría en el mes de febrero de 2023.
La Comisión Europea dio este miércoles luz verde a que cada estado miembro de la UE pueda comprar vacunas fuera de la estrategia comunitaria. Esto favorecería la llegada a los diferentes países del continente de la vacuna rusa Sputnik V, como ya empezaron a hacer Hungría, Eslovaquia y Austria.