División entre las familias de la escuela Mallorca de Barcelona por las manifestaciones anticoche organizadas por una parte de la AFA (Asociación de Familias de Alumnos). Algunos padres y madres de este centro público ubicado en el Eixample llevan meses cortando el tráfico en la calle Londres para pedir la restricción de la movilidad con automóviles.
Cada quince días, este colectivo ocupa la vía pública durante media hora con los menores y algún miembro del claustro, según han contado a Crónica Global fuentes contrarias a la movilización. La AFA se ha adherido a la plataforma Eixample Respira, que reclama un "entorno escolar seguro y pacificado" y aglutina 108 colectivos de familias.
Hartazgo de una familia
El disgusto por esta actitud ha provocado una brecha entre partidarios y detractores de las concentraciones. Este lunes, una familia ha manifestado de forma rotunda su rechazo pegando un comunicado en la guardería Londres, ubicada puerta con puerta con el colegio.
En el texto, dedicado a los "queridos profesores del centro" --pese a que otras fuentes consultadas afirman que la protesta parte de las familias y no de los docentes--, puede leerse: "Los pollos no crecen en los supermercados. Los lleva un camión del campo a nuestro barrio. La ropa no la hacen en la mercería. La lleva un camión desde la fábrica a nuestro barrio. El padre de Jordi va al polígono con coche o moto. El bus no llega hasta allí. Los enfermos no crecen en los hospitales. Llegan con ambulancia". El escrito concluye con la siguiente reivindicación: "Vuestra responsabilidad en enseñar. No adoctrinar. Los conductores no somos criminales"
Manifestación ambientalista
Por su parte, Eixample Respira justifica sus convocatorias para llamar la atención sobre la contaminación atmosférica generada por los coches. Argumentan que Barcelona supera desde 2010 los límites legales establecidos respecto al dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión aérea.
Por eso piden al consistorio que, en el caso concreto de los espacios cercanos a los colegios, se reduzca el tráfico rodado, se eliminen las plazas de aparcamiento y se instalen radares de velocidad para garantizar una conducción más segura, entre otras medidas. "La forma como trata una ciudad a sus niños y escuelas es el espejo de lo que somos como sociedad", reza un comunicado conjunto de la entidad difundido en diciembre.