Esta es la historia de Maria Panadés y los más de 80 gatos que hoy pueblan el refugio felino de Canet de Mar y que de un día para otro se han vistos abandonados por el ayuntamiento. María es una voluntaria que desde hace 14 años se dedica a cuidar de animales callejeros y, junto a unas cuantas personas más, formó la Apac (Ajuda pels animals de Canet) para dedicarse vocaionalmente.
En 2009, María fue contactada por el Área de Sanidad del consistorio de la localidad para llevar adelante un proyecto ilusionante en el que se le encargó trasladar las colonias felinas que campaban a sus anchas por las calles de Canet hasta un centro en el que pudiesen estar recogidos, cuidados y alimentados sin crear molestias a los vecinos. Todo este tiempo ella se ha encargado de recoger los gatos y llevarlos al veterinario para desparasitarlos y esterilizarlos.
200 euros al mes
A cambio, 200 euros mensuales para el mantenimiento de los animales totalmente insuficientes para la tarea que se le encomendaba. A María no le importó. Y sigue sin importarle. Lo hubiera hecho por nada. “Llegamos a tener 140 gatos”, dice orgullosa esta voluntaria que se topa de frente con un problema al que no encuentra solución. Casi sin verlo venir, tras el cambio de gobierno, se encontró con que los mismos que iniciaron el proyecto hace siete años son los que ahora pretenden desentenderse de los animales. “Nosotros no lo queremos”, asegura María que le respondieron cuando fue a preguntar por qué se le había retirado tan exigua subvención.
El terreno es municipal pero son las voluntarias quienes pagan los gastos veterinarios, las incineraciones, la arena, los productos de limpieza y el resto de instalaciones que deben cubrir las necesidades de los animales. “Pongo dinero de mi bolsillo porque 200 euros no dan para mucho”, dice. Y lo hace por adelantado, lo que le ha costado que le hayan devuelto la factura sin abonársele un euro. “Ya te dijimos que no íbamos a pagar nada más y tampoco te vamos a pagar este año”, explica que le dijeron en el ayuntamiento. “Yo ya he adelantado los 2.400 euros de todo el año", revela María. Incluso ha puesto una instancia pero solo le dan largas a los requerimientos que ha presentado.
Futuro incierto
La alcaldesa de Canet y el teniente de alcalde tampoco se han puesto en contacto con ella a pesar de que lo ha intentado repetidamente. No es sólo el dinero lo que le preocupa. Lo que la reconcome por dentro es qué pasará con los animales. “¿Quién se va a hacer cargo de los animales?", se pregunta. "No los puedo dar en adopción porque no se pueden adaptar a vivir en una casa, son casi salvajes”, aclara.
María trata de que se conozca su historia. A través de Facebook o Instagram difunde su problema pero sin demasiado éxito. Ha tratado de buscar ayuda en grandes supermercados, sin suerte. Incluso ha contactado con un abogado pero su condición de voluntaria le deja poco margen de maniobra. La oposición sí parece entender su situación pero no sabe si podrá llegar muy lejos ante la inacción de los que ahora mandan en el consistorio . “No voy a abandonar a los animales”, asegura con firmeza. “Moralmente no puedo hacerlo”, insiste.
No se rinde
“Sólo pido que les dejen terminar sus días allí, la mayoría ya son muy mayores”, repite, a la vez que agradece que gente anónima de Canet colabore llevando alimento para los gatos. María se angustia porque no ve luz al final del túnel. La pandemia del Covid tampoco le ha dado un respiro, ni en lo personal. Pero no se rinde. "Ellos saben que no voy a abandonar", advierte.