Prohibido el deporte. Así podría resumirse la política de la Generalitat de Cataluña con los gimnasios e instalaciones deportivas. Los empresarios encajan el cuarto cierre en menos de un año bajos de moral y en números rojos. Las limitaciones de aforo y el veto de las actividades presenciales han puesto en jaque la supervivencia de la mayoría de negocios.
Al cerrojazo decretado por el Govern se suma la falta de ayudas públicas. Muchos propietarios no han recibido todavía ni un solo euro del erario desde que empezaron las restricciones. Es el caso de Patricia Roqueta, dueña de Feeling Woman, la escuela de pole dance más importante de la comunidad. "He tramitado la prestación para autónomos por cese de actividad pero aún no me la han pagado. Tampoco mis trabajadores han cobrado el ERTE. Para colmo, me he quedado fuera de los ICO", lamenta Roqueta.
Situación límite
Su negocio, como el de tantos otros empresarios, drena sus recursos incluso estando cerrado. "Cada mes se me van miles de euros en pagar el alquiler, la alarma, los consumos... todos los gastos fijos", revela. "Esto va a explotar. Si se para todo el mundo, va a explotar", reitera.
En Así Se Baila, una escuela de danza del Ensanche, cunde el desánimo. "Hemos pasado de tener 650 alumnos a solo 300. Sufrimos bajas constantes, reducciones de ingresos... yo no necesito un ICO, sino diez", exclama Pedro Gea, copropietario del centro. Si bien es verdad que las escuelas de baile no encajan exactamente en la categoría deportiva, el bailarín reivindica el ejercicio y la movilidad como fuentes de salud. "Me hago una reflexión: ¿cómo puede ser que un estanco siga facturando pero que la Generalitat cierre a los gimnasios?", se pregunta.
¿Criterios técnicos?
"Somos uno de los gremios más afectados --continúa-- porque funcionamos a la par que un curso lectivo. No hemos tenido un verano para hacer caja como los restaurantes y la hostelería". Aunque los clientes resisten unos pocos meses, al final terminan desistiendo. "La frase que más se oye es 'volveré cuando la situación se haya normalizado'. Al final, que un niño no haga una actividad como la nuestra puede ser prescindible", se lamenta.
La misma situación límite se vive en los complejos acuáticos Parc del Garraf y Esportiu La Piscina ubicados en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Su directora técnica remarca la inexistencia de criterios científicos para paralizar la actividad deportiva, pese a lo cual la Generalitat ha actuado con puño de hierro contra este sector. "Ambas instalaciones operaban al 30% de aforo y el último cierre ha puesto en crisis nuestra supervivencia. Esto es insostenible", señala.
"Somos parte de la solución"
Además, la gestora subraya una idea clave en el colectivo: "Está demostrado que somos parte de la solución y no del problema". En efecto, según un estudio elaborado por el Ministerio de Sanidad, apenas el 0,43% de los contagios de Covid-19 tienen su origen en el deporte. Con estos datos en la mano, los afectados denuncian con aún más fuerza la clausura de sus locales.
Máxime cuando a las pérdidas económicas se unen los perjuicios para el bienestar general de la población. "El cierre de los centros afecta a más del 20% de los usuarios que van a gimnasios y centros deportivos por necesidades salud, con lo que el impacto no solo es económico sino que también es social", indica Ramon Canela, fundador de la cadena DiR.
Clientes desorientados
"Un número importante de nuestros abonados --continúa-- necesitan realizar actividad física para su bienestar físico e incluso mental en estos momentos de pandemia", explica.
Canela añade que las ayudas extraordinarias de la Generalitat apenas han cubierto el 3% de pérdidas para el empresariado. A esto se une el desistimiento de muchos clientes, que "se sienten desorientados y confundidos y deciden darse de baja". Una tormenta perfecta que está haciendo un daño difícilmente reparable en el sector.
Taekwondo por Zoom
Los profesionales han encontrado en las clases digitales una vía de escape para sobrellevar este marasmo. Rafa Caballero, dueño del centro Distrito655, se ha pasado a las conexiones vía Zoom para enseñar taekwondo y hapkido a sus alumnos más pequeños. "Ya es la cuarta vez que lo hacemos y funciona. Hacemos gimcanas en casa, se pueden hacer muchas cosas de forma online", cuenta. Con los aprendices de más edad, Caballero sale a la calle para entrenar en el exterior en grupos reducidos.
Soluciones imaginativas para superar este brete que, en su caso, llega tras más de treinta años de oficio y con un gimnasio de artes marciales estrenado hace apenas dos años. "Justo cuando empezaba a sacar cabeza ha llegado esto. Pero también ha habido cosas buenas, como que hemos hecho piña todos los compañeros y nos hemos reinventado en el online", explica. Pese a su espíritu de resistencia, este empresario echa en falta más apoyo de la Administración para no naufragar en esta crisis.
Futuro negro para los clubs
Los clubs deportivos son los otros grandes perjudicados de esta situación. En una región tan dada al asociacionismo como Cataluña, las entidades de carácter local han asumido reducciones de facturación tanto por la obligación de jugar a puerta cerrada como por la retirada de los sponsors.
Iván Carillo, presidente del C. F. Gavà, pronostica "quiebras en el fútbol amateur" por la caída de los abonos y los tickets de los encuentros. "En primera catalana hablamos de centenares de clubs que ya estaban en la cuerda floja y que no han podido disputar más que dos o tres partidos", detalla. ¿Esperanza en la vacuna? "Es una buena noticia, pero hasta que toda la población no se haya inmunizado no regresaremos a la vida normal. Tardaremos todavía un año en volver a la normalidad".