No le detiene ni una pandemia. Como marca la tradición, el Pare Pelegrí (Padre Peregrino) ha vuelto a cumplir con el voto del pueblo y ha realizado la ruta de 40 kilómetros que llevan desde Tossa de Mar a la ermita de Sant Sebastià de Santa Coloma de Farners. Eso sí, cumpliendo en lo posible con el protocolo anti-Covid.
Pese a todo ello, el Procicat ha levantado acta porque el peregrinaje se ha realizado sin el consentimiento de las autoridades, ya que este viaje no es ninguna de las excepciones decretadas por el Departamento de Salud en torno a las restricciones de movilidad. El pasado lunes, el Ayuntamiento de Tossa de Mar recibió la notificación de la prohibición de una tradición que comenzó en el sigo XV y que no se dejó de cumplir ni durante la Guerra Civil. ¿El motivo? Incumple la restricción de superar el límite del término municipal.
Con mascarilla
El gobierno municipal de la población costera hizo caso omiso, informa el Diari de Girona, y cuando el Pare Pelegrí y sus acompañantes entraron en Sils se encontraron con los agentes de los Mossos d’Esquadra, que levantaron acta por saltarse el confinamiento municipal
Acompañado de solo cinco escogidos, Jaume Gotarra Baltrons, que es el nombre del peregrino de este año, emprendió el camino de peregrinaje con la mascarilla puesta y poniendo la distancia mínima exigida entre ellos. La normativa también le impide ir descalzo por lo que esta vez iba bien calzado. La llegada a Santa Coloma de Farners también estuvo rodeada de los máximos controles sanitarios.
500 años
El origen de esta peregrinación se remonta 500 años, cuando la peste negra asolaba la zona y Tossa de Mar se libró de ella gracias a la intervención de Sant Sebastià. Desde entonces, el pueblo prometió que cada 20 de enero un vecino elegido por todos recorrería el camino hacia la ermita dedicada al santo más cercana. Este 2021 no ha sido una excepción.