Las aves también se aíslan. Los productores catalanes extreman las precauciones en las granjas para impedir la llegada de la influenza aviar (popularmente conocida como gripe aviar) a la comunidad autónoma. El sector lanza un mensaje de tranquilidad a la población: la situación está controlada.
Joan Anton Rafecas, presidente de la Federación Avícola Catalana, asegura a Crónica Global que es difícil que se repitan las crisis vividas en el pasado. "Fue la federación quien pidió a la Administración el confinamiento durante dos meses de las aves, tanto ecológicas como camperas, para prevenir los contagios con aves salvajes", explica. La medida, publicada este viernes en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC), ordena que hasta finales de febrero los pollos y gansos se resguarden en el interior de las instalaciones para limitar sus contactos con aves silvestres portadoras del patógeno.
Riesgo cero para los humanos
La reclamación de la federación se ha hecho pública después de que varios avicultores tomasen la delantera de forma voluntaria. "Hace tres semanas que algunas comarcas ya cumplían estas previsiones. Debemos recordar que Cataluña es el primer productor de aves de corral del Estado", señala Rafecas. La exigente normativa europea, sumada a la celeridad de los análisis epidemiológicos en Cataluña, reducen casi a cero el peligro.
Los empresarios más previsores se encuentran en las cercanías de humedales como los del Empordà, Llobregat y el Ebro, zonas castigadas otros años con los estragos de la enfermedad. El portavoz de la asociación recuerda que esta patología es totalmente inocua para las personas, incluso consumiendo un animal infectado. Sin embargo, su elevada contagiosidad pone en riesgo las producciones aviares. En Francia, la semana pasada se sacrificaron 6.000 patos como consecuencia de un foco vírico.
Confianza en la Navidad
Por otro lado, la industria afronta con confianza el periodo navideño, una época halagüeña para la venta de sus productos. "Es evidente que el Covid-19 nos afectará, pero muchos productores han procurado expandir sus tradicionales espacios de venta y se han mantenido, aunque con un formato digital, ferias destacadas como la del pota blava en El Prat o la del gallo del Penedès", comenta Rafecas.
"Estoy convencido de que terminarán las fiestas y, pese a que el volumen de ventas no sea como otros años, no nos habrá ido tan mal como a otros sectores", confía el empresario.