La vida, tal y como se conocía antes de la irrupción del Covid-19, ha cambiado, quién sabe hasta cuándo. Los españoles conforman una sociedad caracterizada por la efusividad, el contacto social estrecho y por la facilidad para integrar a personas desconocidas en su círculo más cercano. Ahora, con la nueva normalidad, todos estos elementos se han paralizado a la espera de que la ansiada vacuna vuelva a posibilitar la socialización.
En este sentido, uno de los elementos que más se han visto alterados son los comportamientos sexuales, ya que 6 de cada 10 españoles aseguran que han reducido su actividad en la cama, según un estudio de la firma Control, que también determina que la masturbación, con o sin juguetes sexuales, se ha abierto camino.
Masturbación: la práctica sexual más segura en cuarentena / LAS IGUALADAS
Apps de contactos
A raíz de la situación epidémica, 7 de cada 10 españoles asegura sentir miedo ante la posibilidad de tener sexo con una persona desconocida. Ante esta realidad, la práctica de conocer a una persona en un bar y llevársela a casa se ha reducido. Y, por ejemplo, en el caso de Cataluña se ha esfumado porque los bares están cerrados. Esta casuística ha supuesto un auge exponencial de las aplicaciones de contactos, sobre todo de las más conocidas, como es el caso de Tinder. Este dato lo confirma que 6 de cada 10 españoles asegura que las aplicaciones online se han convertido en su forma de ligar, menos física, pero ante todo, más exigente, ante el reto de cautivar a alguien solo por medio de texto y fotos.
Los solteros, los mayores usuarios de estas aplicaciones, aunque no los únicos, lo tienen claro .“Yo me descargué la app el 15 de marzo, para pasar el rato, me aburrí, y chateaba. Y hasta hoy”, afirma Marina, una joven de 22 años, soltera, que está hablando con varios chicos a la vez, a la espera de elegir el mejor candidato para quedar, eso sí, “cuando sea posible”, matiza. “Estas aplicaciones son un casting online. Vas pasando candidatos hasta que uno te impresiona”, a partir de aquí “quedar o no quedar, esa es la cuestión” sentencia.
El auge de la autosatisfacción
Los españoles, en general, están optando en estos momentos por no tener citas con gente que no conocen, pero esta realidad no implica que el deseo sexual se haya extinguido. En este contexto entran en juego las estrategias de autosatisfacción, un hecho que se confirma ante la evidencia de que 6 de cada 10 españoles asegura recurrir a las técnicas de placer individual más que antes del inicio de la pandemia. “Yo tengo pareja, y antes de la pandemia, la verdad, no necesitaba masturbarme, me bastaba con el sexo” afirma Pau, de 23 años, pero añade que “pasar el confinamiento alejados fue muy duro, me subía por las paredes, y empecé a masturbarme cada día. También era un mecanismo contra el aburrimiento”. Ahora, con la vuelta a la normalidad, prosigue, “vuelvo a quedar con mi pareja, y estoy satisfecho, pero igualmente, la masturbación llegó a mi vida para quedarse”.
“El sexo es un impulso irrefrenable, al que hay que darle salida”, considera el sexólogo Luis Duro, y añade que “conocerse a uno mismo es fundamental, porque todo lo que se prueba, y gusta, luego se puede aplicar al sexo con otros”. Por suerte, dice, “la gente ha ido perdiendo el tabú que era la masturbación hace unos años. La gente lo hacía, pero no lo admitía”.
Juguetes sexuales
Las técnicas de autosatisfacción han evolucionado mucho en los últimos años y este hecho parece que lo conocen los españoles, dado que 9 de cada 10 aseguran haber probado juguetes sexuales de diferente índole, entre los que destacan los consoladores, los geles de placer y los lubricantes. Esta estadística se traduce en que la empresa Plátano Melón, líder en comercialización de juguetes eróticos en España, incrementó las ventas de succionadores de clítoris en un 200% respeto al marzo del año pasado. También subieron un 40% las adquisiciones de lencería y de masturbadores masculinos. Según Luís Duro, estas cifras deben enmarcarse en un momento histórico en el que “se ha producido el boom del placer femenino” a ello, añade “han contribuido instrumentos como el satisfyer, que ha visibilizado que las mujeres también disfrutan del sexo en soledad”.
Ante esta situación, en los últimos tiempos “se ha producido un incremento importante de las tiendas eróticas físicas y online”, que ahora ya no van dirigidas únicamente al “placer masculino, sino también al bienestar sexual de la mujer”. Todo en un momento, además, en el que de cada vez se reclama con más insistencia “una industria pornográfica que dignifique a la mujer, y que no la reduzca a un mero instrumento para el placer sexual masculino”, determina Marina.
Un tabú superado
“Yo ya tenía satisfyer de mucho antes de la pandemia, y durante la reclusión me prestó un gran servicio”, señala, “y una vez pude volver a salir a la calle me compré unes bolas chinas. No hace falta un pene para disfrutar, esta idea está pasada de moda”. El sexo ya no es un tabú circunscrito a la vida privada de las personas. De cada vez “la gente habla, comparte experiencias, y se hace regalos relacionados con el sexo”, considera Pau, y prosigue “mi hermano me regaló un huevo masturbador por mi aniversario, que fue el 28 de octubre. Mi novia lo sabe, yo sé que ella tiene un satisfyer. ¿Qué problema hay?”.
A pesar del auge en la venta de productos eróticos, las sex shop tradicionales consultados coinciden en determinar que no han notado un aumento de la cifra de negocio en relación a antes de pandemia. “La gente viene igual, compra algún detalle, para probar cosas nuevas, pero no hemos notado un crecimiento fuera de lo normal”, afirman desde Lovesexing sex shop Aragó-Sagrada Família.