El inspector de la Comisaría General de Información de los Mossos d’Esquadra ha confirmado que la célula terrorista de Ripoll está “desarticulada” y por lo tanto borra de un plumazo las teorías conspiranoicas que aseguran que el imán de Ripoll sigue con vida.
Este martes ha dado comienzo en la audiencia nacional el juicio contra los tres acusados de haber participado en los atentados en Las Ramblas de Barcelona y en el paseo marítimo de Cambrils perpetrados el 17 de agosto de 2017.
Sin conexiones
“Consideramos que la célula está desarticulada en su totalidad. Es una red de base. Todos los miembros fueron abatidos, o murieron en la casa de Alcanar o ahora están siendo juzgados”, aseguró el inspector a El món a RAC1.
Los Mossos explican que tampoco se trata de una célula con conexiones con otras organizaciones terroristas, como se ha llegado a decir. En todo caso, forma parte de un proceso de radicalización diferente a lo que es habitual, puesto que los líderes del grupo eran amigos desde la infancia y la célula no se creó concretamente para los atentados de Barcelona.
Posibilidad de rebrote
Sí se admite desde la policía catalana que últimamente se está produciendo un repunte de ataques en distintas ciudades de Europa y que se han vuelto a activar las alarmas porque podría haber un rebrote.
“Hay un cierto repunte de imitación y hemos de recuperar algunas medidas que habíamos tenido anteriormente”, ha alertado el inspector.
Los Mossos admiten que Barcelona, y por extensión Cataluña siguen en el punto de mira porque forman parte de Europa y de Occidente, aunque quiso puntualizar que no somos un objetivo “con una especie de predilección para cometer atentados”.
Integrados
De todas formas, el cuerpo tiene perfectamente detectado el perfil de los posibles terroristas y que está trabajando con la hipótesis de que “lo más probable” es que los atacantes serían “personas que ya forman parte de nuestra sociedad”. “Es menos probable un atentado cometido por personas que se trasladen desde zonas en conflicto”, puntualizó.
Desde los atentados de 2017, el cuerpo está trabajando en un sistema preventivo calificado como eficaz pese a que nada pueda ofrecer seguridad al cien por cien.
“El nivel de alerta terrorista lo situamos en la posibilidad de imitación de ataques terroristas, pero también de sectores vinculados a la ultraderecha que puedan cometer atentados contra minorías. Son dos tipos de terrorismo que se retroalimentan”, explicó.
La pandemia, posible acelerador
Precisamente, el inspector de los Mossos señala que la pandemia puede favorecer procesos de radicalización porque la gente se pasa más tiempo conectado y puede comunicarse directamente con redes que intenten captarla.
“La pandemia provoca que haya una mayor exposición de determinados ‘targets’ de población ante los ordenadores. Puedes encontrarte con más gente que piensa como tú y pensamos que puede tener algún tipo de afectación en el inicio o captación de extremismos violentos, pero es algo que se deberá analizar”.