Las bandas especializadas en el robo del metal han encontrado un nuevo filón durante la pandemia. Las mafias que hasta ahora se dedicaban a la extracción del cobre se han pasado a la sustracción de catalizadores. A los criminales no les interesa el achatarramiento de estas piezas, sino su revestimiento interior de platino, paladio y otros componentes de gran valor. Fuentes del sector estiman que cada catalizador puede venderse en el mercado negro por entre 200 y 300 euros.
La rapidez y discreción con que se pueden arrancar estos aparatos con el uso de una sierra radial facilita las cosas a los ladrones. Raramente se desmontan de forma limpia, sino que las bandas se los llevan por la fuerza bruta. En Barcelona, ya son varios los propietarios de vehículos que han sufrido esta forma de delincuencia. Tomás es un empresario al que en menos de un año le han sustraído dos catalizadores. "El primero nos lo robaron en noviembre de 2019 y el segundo hace apenas un mes", relata, "las dos ocasiones que llevamos a reparar la furgoneta a un taller de Renault en la Zona Franca, había multitud de vehículos con el mismo problema".
Auge de robos durante el encierro
El presidente del Gremio de Talleres de Barcelona, Celso Besolí, reconoce que "estos robos experimentaron un auge entre marzo y junio, aunque luego han ido a menos". Los garajes han recibido tanto turismos como furgonetas severamente averiadas, ya que al llevarse el mecanismo los ladrones dejan en muy mal estado los bajos. Como en el caso de Tomás, los sustractores eligen modelos industriales porque la cantidad de metal de sus catalizadores es mayor.
"El precio de estos arreglos puede oscilar entre 600 y 800 euros sin IVA en función del modelo y de la marca", detalla Besolí. A este coste hay que añadir el cambio completo del tubo de escape, ya que al seccionar la parte que conduce al motor éste debe ser restituido totalmente. Estos desperfectos elevan la factura otros 1.500 euros. En total, en torno a 3.000 euros que, pese a que corren a cargo de las aseguradoras, impiden la circulación de los vehículos durante una temporada.
Un problema invisibilizado
Los Mossos d'Esquadra han reconocido a Crónica Global que tienen constancia del problema, aunque no disponen de datos concretos que permitan conocer el alcance de esta tipología de delitos en Barcelona ni su área metropolitana.
Por su parte, Mónica Xufré, portavoz de la P.A.R.C (Plataforma de Afectados por las Restricciones Circulatorias), explica que este mecanismo no se ha extendido todavía en España. La plataforma ha defendido con ahínco el uso de catalizadores como una alternativa para adaptar los automóviles más antiguos a los nuevos estándares de sostenibilidad, tanto en el área metropolitana como en otras regiones.
Pero como la normativa no acepta este tipo de mejoras, su empleo todavía es muy limitado. De ahí que la mayoría de unidades con estas piezas las lleven instaladas de fábrica. Sin embargo, esto no ha evitado que las bandas intenten hacerse de oro a base de serruchazos.