El dueño de un restaurante de Malgrat de Mar (Barcelona) se niega a cerrar sus puertas pese a las nuevas restricciones aprobadas por la Generalitat, que desde el pasado viernes obligan a bares y restaurantes a permanecer cerrados por el empeoramiento de la situación epidemiológica en Cataluña.
Se trata del restaurante Los Olivos, regentado por Manolo Fernández, quien asegura que su negocio sigue acogiendo clientes "por necesidad".
Dos multas de 3.000 euros
Fernández señala que la policía ya le ha puesto "dos multas de 30.000 euros". "Los agentes me avisaron y advirtieron de que debía cerrar el bar. Me dijeron que si cerraba y ponía la comida para llevar no me multaban, pero que sí seguía con la actitud de dejar entrar a la gente sí", ha explicado a Europa Press.
El hostelero decidió seguir incumpliendo la nueva normativa y, de hecho, varios vecinos se han acercado a consumir en su local para mostrarle apoyo. "Esto es hambre pura y dura. A mi me da igual el que mande, yo necesito dinero. Necesito un billete para ir a una tienda y comprar una barra de pan", asevera Fernández.