La inesperada irrupción del Covid-19 en nuestra sociedad y el peso que ha recaído sobre el personal sanitario en general y sobre los médicos en particular, que desde el minuto uno están tratando de combatir sus estragos ha afectado a su confianza y estado anímico. Tal ha sido el impacto de la pandemia, que uno de cada cuatro facultativos (24%) se ha planteado dejar su trabajo.
Ese es uno de los datos más remarcables del estudio Impacto de la COVID-19 sobre la salud de los profesionales sanitarios, desarrollado en Cataluña por la Fundació Galatea y el Colegio de Médicos de Barcelona (Comb) y las profesoras Núria Mas (IESE) y Judit Vall (Instituto de Economía de Barcelona IEB-UB).
Compromiso con la profesión y los pacientes
El agotamiento que muestran los médicos y médicas se hace también evidente en que de ese 24%, un 22% se lo ha planteado en algún momento a lo largo de los últimos meses, aunque apenas el 2% considera esta opción de manera más seria. Sin embargo, el grueso del colectivo mantiene un firme compromiso con la profesión y con los pacientes, a pesar de las duras experiencias vividas desde el estallido de la pandemia.
Las conclusiones preliminares del estudio, elaborado a partir de una encuesta a 1.648 facultativos, muestran que el 42% asegura “estar más cansado y menos preparado para afrontar una segunda ola de contagios”, según reconoce el presidente del Col.legi de Metges de Barcelona (Comb), Jaume Padrós.
La atención primaria y las uci
“La encuesta constata el empeoramiento de la salud física y mental de los médicos”, asegura el presidente del Comb. Para llegar a esa conclusión han analizado indicadores como el agotamiento físico y emocional, el dolor de estómago, de espalda o la capacidad para afrontar los problemas. El estudio detecta que hay determinados colectivos que muestran peores indicadores de salud, como los médicos que trabajan en la atención primaria, aquellos que trabajaron en uci y servicios de urgencias y los que decidieron autoconfinarse durante los meses más duros de la pandemia para proteger a sus familiares.
Estos grupos también muestran una recuperación más lenta que el resto de compañeros. Entre estos facultativos, los que se han planteado dejarlo son el 31,7%. También es más elevado el porcentaje de quienes se ven menos preparados para una segunda ola: el 48,4%.
Una llamada de atención
"Estas cifras forman parte de unos resultados preliminares pero podemos hacer una llamada de atención", alertó Padrós sobre la encuesta, que se ampliará al resto de comunidades autónomas.
En el marco de la salud mental, el presidente del Comb ha defendido que desde los primeros cursos de formación “se debe trabajar la gestión de las emociones, la gestión de las dificultades, la presión asistencial y la gestión de la incertidumbre de un paciente, de un error y de un efecto secundario”.
Liberados de tareas burocráticas
Por último, Padrós resalta que durante la pandemia se liberó a los profesionales sanitarios de “todas las trabas burocráticas” y los equipos trabajaron, a su juicio, con mucha más autonomía, incluso entre distintos niveles asistenciales
Debido a ello, ha abogado por una solución de corto plazo --más allá de las reformas estructurales que piden para transformar el sistema-- como ”cambiar toda la red de centralitas de atención telefónica” y dar más autonomía al personal para atender al paciente y liberarlo de funciones burocráticas.