Dos okupas han plantado cara al propietario de un piso y lo han denunciado por cambiar la cerradura de su propia vivienda. Reprochan al dueño que aprovechara las vacaciones que los delincuentes pasaron en Ibiza para hacerlo.
Manuel, que es como se llama el propietario, recuperó su vivienda este agosto, pero los hechos se romontan a 2012. Por aquel entonces, decidió alquilar un piso que tiene en Mataró (Barcelona) a un conocido suyo, Juan Carlos, al que no le hizo contrato. Pero un día éste no solo dejó de pagar sino que se instaló allí con su novia, sus dos perros y, según algunos vecinos, sus dos hijas.
Sin poder hacer nada
Los okupas estuvieron en el piso durante seis años sin que la Administración hiciera nada "La justicia se pasa la bola de unos a otros, la policía dice que no puede hacer nada, el Ayuntamiento se lava las manos, Salud Pública ha venido varias veces a pedirles que limpien, no solo por nuestra salud, sino también por la suya y la de sus perros; así todo este tiempo", confiesa.
Manuel vio la oportunidad de recuperar su casa cuando los inquilinos que no pagaban colgaron en sus redes sociales que estaban pasando sus vacaciones en Ibiza. Sin pensárselo dos veces, entró al inmueble, desconectó la alarma que los okupas habían instalado, cambió la cerradura y tapió el piso. Un hecho, que ahora le puede salir caro.
Advertencia de Mossos
Los Mossos d’Esquadra ya advirtieron a Manuel que los okupas podrían denunciarlo a él por dos delitos, uno por coacción y otro por allanamiento de morada. En su día pensó que “si un juez lo ve así”, dice, que lo condene, “pero aquí no vuelven a entrar". Poco más de una semana después de recuperar su vivienda, este miércoles ha recibido la citación.
Los okupas han hecho lo que la policía autonómica temía, han denunciado al propietario por amenzas y por cambiar la cerradura de su propio piso. El vecino de Mataró lamenta lo sucedido. "Las leyes están muy mal", sentencia, y advierte de que como no se haga algo no sé dónde vamos a llegar".
Amenazas y drogas
Manuel ha estado seis años pidiendo ayuda a los Mossos, a la Justicia, y ahora es él quien tiene que ir a declarar al poco de recuperar su vivienda. Un piso que, cuando pudo entrar, se la encontró en un estado deplorable: restos de comida por toda la casa, baldosas y puertas arrancadas, un gran nivel de suciedad, pintadas en las paredes...
Y él no ha sido el único perjudicado durante todo este tiempo. Los vecinos también han sufrido algunas conductas reprobables por parte de la familia. Desde los típicos ruidos y fiestas, hasta amenazas, peleas y agresiones a vecinos, incluso robos, cortes de luz y consumo y tráfico de drogas. Una de las parejas que vivía en el edificio abandonó la vivienda mataronense después de que la mujer sufriera una agresión por parte de los okupas. Incluso en ocasiones se encontraban deposiciones en la escalera. Pero ahora, será Manuel quien tendrá que dar explaciones a los Mossos.