La odisea de encontrar empleo en plena pandemia
Cáritas advierte de que lo peor vendrá si los ERTE se traducen en ERE
20 julio, 2020 00:00Cataluña sumó 1.870 parados más en junio, lo que eleva el total de desempleados a 485.019 personas. Una cifra que no se alcanzaba desde abril de 2016. Según el Ministerio de Trabajo, además, la destrucción de puestos de trabajo del pasado mes es un 35,76% más elevada que el del mismo periodo de 2019. Aunque durante esta época suele repuntar por las contrataciones para la campaña estival, la pandemia ha frenado el mercado laboral. Y es que durante el confinamiento, el paro se incrementó un 5,5% en marzo, el 12,2% en abril y un 3,3% en mayo.
Eso sí, las cifras oficiales no reflejan la situación de todos aquellos que subsistían de la economía sumergida, en ocasiones, en situación administrativa irregular y que, por tanto, no pueden acogerse a ayudas como el ingreso mínimo vital. A donde no llega la administración lo hacen entidades como Cáritas. No solo con la provisión de alimentos para los más vulnerables, sino a través de su servicio de formación e inserción laboral, cuya responsable en Barcelona, Dessirée Garcia, advierte de que el impacto de la crisis por la emergencia sanitaria será mayor cuando los expedientes de regulación temporales de empleo (ERTE) se conviertan en ERE. “Ese es nuestro mayor temor”, admite.
Destrucción de empleo
La entidad constata la destrucción de empleo en el sector servicios, sobre todo en relación al turismo, y también en la construcción. Otros ámbitos, como el sanitario y de los cuidados, sí han crecido por la crisis sanitaria. Su labor es el acompañamiento en la búsqueda de empleo y también la formación. “Herramientas que cualifiquen para poder optar a puestos ofertados”, explica Garcia. En muchas ocasiones, el problema reside en la homologación de títulos, en el caso de personas con formación cursada en terceros países. “En Cáritas encontramos a mucha gente en esa situación, que ya les hace muy vulnerables, pero imagínate además si están en situación administrativa irregular, que han estado trabajando en economía sumergida durante mucho tiempo, y que de un día para otro se han encontrado sin nada”, lamenta.
El perfil de quienes piden ayuda a la organización es el de “trabajadores pobres”, cuyos salarios ya no eran suficientes para cubrir sus necesidades básicas. “Los que no han pasado por un ERTE y han quedado excluidos. Despedidos y, de un día para otro, se han quedado sin nada. Generalmente, familias sin capacidad de ahorro, que vivían al día, y que ahora no llegan”, relata Dessirée.
Excluidos del sistema
En el caso de aquellos que no tienen los papeles en regla, no pueden ayudarles a entrar en el mercado laboral. “Tratamos de cubrir sus necesidades básicas, como la alimentación; si es posible ayuda económica, o, aunque es más difícil, también con acceso a una vivienda”, cuentan desde la entidad. “La realidad es que la ley de extranjería no concede esa posibilidad --la de trabajar de forma legal-- hasta pasados tres años, y durante este periodo no se puede vivir del aire”, critican desde Cáritas. Un periodo durante el que la capacitación puede ser una de las vías para acceder a un empleo regulado una vez la normativa lo permita.
Para ello cuentan con un programa de formación que durante estos meses se ha llevado a cabo por vía telefónica y también online, en el caso de aquellos que sí tienen acceso a internet. “No olvidemos que existe una brecha digital, bien sea por conexión, dispositivos o por saber manejarlos”, detalla Garcia. Es así como su proceso de inserción media entre empresas y aspirantes, con una bolsa de empleo, y también les dotan de herramientas para acceder a los puestos, como la preparación de entrevistas.
Madres recluidas
Una de las novedades es la formación en prevención frente al Covid-19, que supone un punto más a favor de los candidatos. “Valores añadidos que hacen que tengan más oportunidades”. Y es que, como denuncian desde Cáritas, aquellos a quienes atienden no cuentan con igualdad de oportunidades a la hora de aspirar a un empleo. Uno de los últimos programas que han impulsado es el de competencias digitales, para reforzar sus capacidades e intentar paliar la brecha digital que supone uno de los factores de exclusión para acceder a nuevos empleos, y más en tiempos de teletrabajo por la pandemia.
Con la crisis de 2008, arquitectos, empleados de banca, y perfiles hasta entonces “impensables” tuvieron que recurrir a bancos de alimentos para poder subsistir. Todavía no ha ocurrido, pero en Cáritas temen que la destrucción de puestos de trabajo reproduzca una situación similar. Por el momento, son personas sin capacidad de ahorro, que tras varias semana de reclusión se quedaron sin recursos y se vieron abocados a pedir ayuda para subsistir. Las más perjudicadas, alerta Dessirée han sido las mujeres. “Hay problemas importantes con la conciliación. Los niños están en casa y las madres no pueden reincorporarse al mercado laboral”, señala.
¿Ofertas de empleo?
Sectores como el sanitario y el de los cuidados son de los que más personal buscan. “También gestorías, personal administrativo, e incluso la construcción, con el repunte de la actividad que había estado parada y empresas de limpieza”, indican desde Cáritas. En la actualidad, la entidad, “desbordada”, ayuda a cerca de 1.000 personas a encontrar empleo, y tras ellos hay más en lista de espera. “Intentamos que se profesionalicen y que puedan dejar de estar en situación vulnerabilidad para ser autónomas”, cuenta Garcia. El mayor temor es qué pasará en septiembre. “Veremos qué decide el gobierno en cuanto a los ERTE. Eso marcará mucho, ya no solo a Cáritas, sino a todas las entidades sociales que estamos en el ámbito de la inserción”, advierten.