El fin del dispositivo Toga, por el que los Mossos d’Esquadra custodiaban los juzgados catalanes, y las medidas sanitarias por la pandemia, han llevado al límite a los vigilantes que velan por la seguridad en los tribunales catalanes. Así lo denuncia ADN Sindical, tras haber presenciado trifulcas e insultos entre denunciados y víctimas en Mataró, Terrassa, Martorell, El Vendrell y Vilanova i la Geltrú durante las últimas semanas.
La solución pasa por reforzar la presencia de policías o bien aumentar la plantilla de vigilantes. “Uno solo, en muchos casos, no puede desarrollar el control de acceso, mientras separa a dos personas que se están peleando. Se podría colar cualquiera, o distraerle para intentar entrar con un cuchillo, como ya ha ocurrido”, advierte su portavoz, Sergio Sánchez. Para paliar esta situación, desde la organización han remitido sendos escritos al Departamento de Interior y de Justicia. La consejería de Miquel Buch les remite a la de Ester Capella, y de esta última aún esperan respuesta.
Evitar ajustes de cuentas
El coronavirus ha modificado el funcionamiento de los juzgados. Desde el sindicato señalan que la misma plantilla debe ahora encargarse también de revisar los listados de citación. Es decir, no solo controlar las entrada y salidas, sino “el triple de faena, pero sin más efectivos”. Testigos, denunciantes y denunciados se juntan en la calle a la espera de poder entrar, para mantener las distancias de seguridad, y por ello los vigilantes advierten de “posibles ajustes de cuentas” entre implicados en procesos legales, e instan a tomar medidas antes de tener que lamentar algún incidente grave.
La ausencia de efectivos de Mossos en los juzgados comarcales, señala ADN Sindical, supone “más descontrol” en las entradas, mientras los vigilantes se encargan de revisar los listados, y realizar controles y rondas, con la celebración de vistas presenciales tras finalizar el estado de alarma. Denuncian así que están realizando “partes de incidencias diarias por los altercados de gente sin cita que quiere entrar”. Por ello solicitan refuerzos operativos para poder desarrollar bien su labor de seguridad.
Agresiones
“Por prevención, y como no hay espacio en las salas de espera, antes de entrar en las vistas, las personas esperan fuera, y los encargados de su supervisión son los vigilantes, con los mismos efectivos que había antes”, cuenta Sánchez. Una situación que también ha generado encontronazos entre testigos y denunciados en la calle. “Al no haber un circuito cerrado para evitarlo, se han producido agresiones”, alerta.
Ante estos altercados, los trabajadores se ven obligados a intervenir por la ausencia de policías, pese a que es una competencia de seguridad ciudadana. “Si pasa una desgracia, luego la culpa será del vigilante”, advierten desde el colectivo. Urgen por ello a la Generalitat a tomar medidas y reforzar la seguridad en los juzgados comarcales.