El inspector de los Mossos d'Esquadra Jordi Arasa, condenado a dos años y cuatro meses de prisión por lesiones a dos indignados durante el desalojo de plaza Catalunya el 15M, tendrá que comparecer ante la Comisión de Interior del Parlament.
Una propuesta de Catalunya en Comú Podem que se ha aprobado este viernes con el apoyo de todos los grupos --ERC, JxCat, PSC, CUP y PP-- y la abstención de Ciudadanos. La intención, según ha explicado el portavoz de la formación, Marc Parés, es que el jefe de las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO) de Barcelona "rinda cuentas públicamente sobre su actuación en el ejercicio de su cargo, que es público".
Apartado de su cargo
Fue el jefe del cuerpo, Eduard Sallent, quien anunció que apartaba a Arasa de su puesto tras conocer el fallo de la Audiencia de Barcelona, contra el que cabe interponer recurso de casación al Tribunal Supremo, pero para los comunes esta decisión era "la mínima que tocaba tomar", y señalan que, a su parecer, hubiese sido más acertado suspender al mando "de empleo y sueldo" hasta que la sentencia sea firme.
Parés ha recordado que se trata de la segunda sentencia contra el inspector "por los mismos hechos", después de que en 2014 fuese condenado a pagar una multa de 225 euros y otros 200 en concepto de indemnización a David Fernández --a posteriori diputado de la CUP-- también por el desalojo de plaza Catalunya, y ha censurado que, pese a ello, el Departamento de Interior le haya "condecorado, se hiciese cargo de su defensa, y facilitase su ascenso".
Apoyo de los mandos
Tras conocer el fallo, el sindicato mayoritario de los mandos de Mossos, Sicme, manifestó su "apoyo absoluto" al inspector, a quien tildaron como un "excelente profesional de reconocido prestigio" en el cuerpo. También lamentaron que la Audiencia de Barcelona le haya condenado por "hacer su trabajo como responsable de orden público" y la lentitud procesal --la causa se mantuvo parada entre 2014 y 2016 "sin ningún hecho imputable al acusado" y la vista oral se celebró el pasado marzo-- que ha supuesto un "calvario personal añadido" para Arasa, hasta la llegada de "este castigo inmerecido", según sus compañeros.