Las residencias suman cerca del 68% de las muertes por coronavirus en toda España. Con más de 16.600 fallecimientos en centros de personas mayores, y con la seguridad de que el número se seguirá ampliando en los próximos días --especialmente porque ya se está conociendo que muchos de los fallecidos por Covid-19 en estos alojamientos ni siquiera eran incluidos en el cómputo oficial--, la imagen del sector ha caído en picado.

Muchas de ellas ni siquiera se atreven a confirmar a los medios de comunicación el número de decesos por el virus por miedo a dañar de forma irremediable su imagen. Con personal infectado y en cuarentena, escasez de medios de protección y una administración que ha situado estos centros, y a los mayores que viven en ellos, en la cola de prioridades, la imagen que reflejan los medios de comunicación es el más absoluto caos.

"La última prioridad para las administraciones"

El geriatra José Manuel Martínez, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma), considera que la crisis de credibilidad que sufren tiene una causa clara. "Las administraciones públicas no han tenido en cuenta a este tipo de centros, más de 5.000 en el conjunto de España, con más de 370.000 personas residiendo en ellos con una edad media de 82,5 años, que son los que más posibilidades tienen de albergar pacientes con coronavirus. Es como tener a toda la población de riesgo unida en un mismo establecimiento. Son los más débiles y, lamentablemente, han sido la última prioridad para las administraciones, los que más ayuda y atención necesitaban y los últimos en atender. Han sido los grandes olvidados en esta crisis”.

La realidad es especialmente dramática en Cataluña y Madrid. Entre las dos comunidades suman más de 8.800 fallecidos en residencias, el 36% de todos los fallecidos por coronavirus en el conjunto de España.

Dudas sobre los datos

La Comunidad de Madrid cuenta con 710 centros de servicios sociales de carácter residencial y 44.312 residentes. Desde el inicio de la pandemia, han fallecido 5.800 personas con el virus o con síntomas compatibles, el 13% del total de residentes. La comunidad calcula que el número real de fallecidos puede ser unos 13.000, por lo que los fallecidos en geriátricos supondrían más del 40% del total. Cataluña, que cuenta con 64.093 personas viviendo en 1.073 asilos de carácter público o privado, suma ya 3.000 fallecidos en estos centros. Suponen el 29% del total de decesos por el Covid-19 en la comunidad catalana.

"Hay más de 16.600 muertos en residencias en el conjunto de España, cifra oficial. Si se hubieran aplicado medidas de protección y se hubieran hecho test rápido para detectar a los contagiados y poder aislarlos, nos hubiéramos evitado gran parte del drama. Pero las administraciones no han hecho nada de esto. Rectifico. Han movido un dedo cuando la situación era incontrolable”, matiza el presidente de Ceoma. De todas formas, “viendo el baile de cifras entre comunidades y teniendo claro que un mes y pico después del inicio del estado de alarma los sistemas de contabilidad siguen siendo diferentes, tengo mis dudas sobre si los datos que se están dando son correctos. No pondría la mano en el fuego. No puedes saber si pacientes que han muerto en este tipo de establecimientos ha sido por el coronavirus o no, porque a la mayoría no se le ha hecho test alguno”, dice tajante.

Trabajadores en una de las residencias catalanas durante la pandemia / EFE

Sobrepasados

Los grupos de inversión y aseguradoras propietarias de las principales cadenas de residencias de España se han visto claramente sobrepasados por la crisis que afecta a sus negocios y algunos han tirado por la calle de en medio ocultando las cifras de la tragedia. ¿Es una buena estrategia para controlar su imagen?

Paula Suárez, CEO de MKT Salud, que ofrece servicios de consultoría sanitaria, tiene claro que ofrecer “transparencia siempre es la mejor opción”. Sin embargo, considera que no se debe “demonizar al sector, han hecho lo que han podido con los medios que han tenido, no son centros sanitarios, sino sociosanitarios y la normativa es distinta y, por tanto, el alcance de su responsabilidad en esta crisis también”.

Respuesta tardía de la Administración

El presidente de la patronal española de organizaciones de mayores lamenta “que algunos grupos hayan ocultado cifras de personas fallecidas”. Sin embargo, considera que lo han hecho por “pura supervivencia. Se les está cargando con una culpa que no les corresponde. Se está trasladando a la sociedad que desde los geriátricos no se está dando a nuestros mayores el tratamiento o los cuidados adecuados. Pero la realidad es que es el Gobierno el que tenía que haber tomado medidas y trasladar estas medidas a las CCAA. Pero la Administración se durmió y todas las medidas que se tenían que haber puesto en marcha 15 días antes, se activaron 15 días tarde. Y, aun así, hay residencias que no tienen ningún contagiado ni fallecido".

¿Por qué? "Porque muchas no hicieron caso al Gobierno, que decía que no pasaba nada, y activaron medidas de protección. Gracias a la información que les fue llegando por cauces no oficiales, prohibieron las visitas de familiares muchos días antes de que se decretara el estado de alarma, limitaron las entradas y salidas del personal, dejaron sólo trabajando al personal directo. Los que únicamente tomaron medidas cuando lo indicó la Administración han sufrido un mayor número de contagios y decesos. Porque, insisto, la Administración llegó tarde, por lo que es injusto culpar a las residencias”, asevera el doctor Martínez. El presidente de Ceoma cree que la Administración no ha tratado bien al sector. “No nos hemos sentido mal tratados, pero tampoco bien tratados”.

Triaje por edad

Durante el inicio del estado de alarma, cuando se comenzó a hacer evidente que estos centros tenían fuertes brotes del virus, muchos familiares de residentes optaron por llevarse a sus mayores, en principio de forma temporal. Desde Ceoma confirman ser conocedores de ello, aunque no tienen datos concretos de cuántos ancianos pueden haber sido trasladados a domicilios de familiares. Uno de estos ancianos es Manuela Luis, de 87 años, con un tipo de demencia y enferma crónica de EPOC. “Desde que nos enteramos de que en la residencia de mi madre había una persona aislada por posible contagio, tardamos 12 horas en sacarla de allí y trasladarla a casa de una de mis hermanas. Aunque la dirección, que nos consta siempre han actuado con transparencia y de la que no tenemos ninguna queja, nos aseguró que en caso de que se contagiara y empeorara de forma irremediable nos dejarían entrar a despedirnos, optamos por intentar salvarle la vida. A su edad y con patologías previas pulmonares, dejarla allí hubiera supuesto, casi con total seguridad, su contagio y posterior fallecimiento, porque la Generalitat de Cataluña ni siquiera hubiera tenido respirador para ella”, sostiene Fina, la mayor de sus hijas.

Y es que, según los Informes de Situación de Covid-19 de la Red Nacional de Vigilancia de la Salud Pública y el Instituto de Salud Carlos III, solo el 0,7% de los mayores de 80 años detectados con coronavirus ingresan en la UCI. “Que cada uno saque sus propias conclusiones. A mí, como persona de 75 años, geriatra, presidente de Ceoma y ciudadano, me apena ver lo que está pasando, cómo tratan las administraciones a los mayores. Porque lo que tiene que definir o no la entrada en UCI no es la edad, es la situación clínica. Una persona de 80 años sin ningún tipo de patología previa es posible que tenga mayor esperanza de vida que una persona de 55 con múltiples patologías. Y, sin embargo, dejarían sin respirador a la persona de 80”, señala el doctor Martínez. Aunque de momento no contemplan tomar medidas legales, el presidente de Ceoma considera que en algunos casos las administraciones pueden haber incurrido en la práctica discriminatoria del edadismo.

Caos, buenas iniciativas y humanidad

La consultora sanitaria Paula Suárez opina que más allá de la imagen que se traslada desde los medios de comunicación a los ciudadanos, muy negativa, hay centros que han tomado las riendas y han puesto en marcha buenas iniciativas, como “trasladar a sus residentes enfermos a residencias estudiantiles, de esta forma están mejor aislados y no se cruzan con los asintomáticos”.

Destaca, además, el papel de los trabajadores de los centros, que se ha puesto en entredicho en el último mes, y que, “en general, se han implicado al máximo, sin contar con los medios necesarios, y eso es humanidad, algo imprescindible en un sector como este”.

Imagen de un operario desinfectando una residencia de mayores / EFE

Salvar la imagen

¿Cómo deben actuar los geriátricos ante una crisis sin precedentes como ésta para salvar su imagen? Paula Suárez lo tiene claro: “Se deben tomar decisiones firmes y rápidas, avaladas por profesionales y expertos en la materia. En España contamos con geriatras y epidemiólogos de primer nivel. Además, es el momento de innovar e invertir en tecnología. Pero la transformación no solo es tecnológica, es también cultural. En MKT Salud disponemos de un programa para transformar los centros en ese sentido, que incluye desde formación en dirección de empresas sociosanitarias para los gerentes, la gestión emocional de los empleados y hasta una plataforma de comunicación online entre familiares y residentes".

"Porque la comunicación fluida es imprescindible. Somos personas y necesitamos conocer de primera mano cómo se encuentra nuestro familiar. También es el momento de que el sector reafirme su compromiso con el paciente/residente, los centros que hayan realizado una buena gestión se consolidarán como líderes, porque los familiares confiarán en ellos y los recomendarán", añade.

El futuro del sector

¿Y qué pasará en el futuro con las residencias, cuya imagen haya salido especialmente dañada tras esta crisis? ¿Descenderá el número de familias que confíen en este tipo de centros para el cuidado de sus mayores? La respuesta de esta consultora sanitaria es clara: "Hoy por hoy es el único sistema del que disponemos para cuidarles. Mientras no exista una conciliación real en España, no veo otra posibilidad".

Ante el desbordamiento de lo asilos en esta crisis que amenaza con repetirse, ¿se deben reforzar los servicios sanitarios en las residencias? El presidente de Ceoma apunta que hacerlo debe ser “una prioridad". "Tienen que funcionar como centros sociosanitarios y, además, deben formar parte del Sistema Nacional de Salud”, sentencia.