“La experiencia en otros países nos dice que hasta a un 54% de personas desarrollan un trastorno por estrés postraumático (TEPT)”, después de una situación como la epidemia del coronavirus SARS-CoV-2. Son palabras de la Consejería catalana de Salud que comparten buena parte de los psicólogos y psiquiatras, un colectivo que asegura que, cuando pase el estado de alarma y la reclusión, se van a incrementar los casos de impacto en la salud mental de la población, tanto de los que ya sufrían algún trastorno como de los llamados sanos.

Los estudios señalan que cuando se da una situación como la actual “aumentan los episodios de depresión, ansiedad y respuestas a situaciones traumáticas como el TEPT”. Por eso, el presidente de la Sociedad Catalana de Psiquiatría y Salud Mental de la Academia de Ciencias Medicas de Catalunya, Narcís Cardoner, indica que se debe estar alerta.

Contención

“Lo más importante es prevenir”, señala el doctor. Para hacerlo, el departamento de Salud ha activado una web para que los ciudadanos puedan ver cómo está afectando la situación actual a su psique. En función del resultado, psicólogos y psiquitaras del servicio de atención primaria se pone en contacto con los ciudadanos en un plazo de 72 horas.

Los profesionales de la salud mental de los ambulatorios también siguen atendiendo. “Se ha impulsado la atención telefónica y en algunos casos las videollamadas”, señala el también profesional del Hospital Trias i Pujol de Badalona, lo único que se ha cancelado son las terapias de grupo. El objetivo es la contención de los pacientes y evitar al máximo que las personas en tratamiento tengan que saltarse el aislamiento para ir a un centro de atención domiciliaria (CAP). En este sentido, el psiquiatra defiende que el sistema de receta electrónica y las nuevas tecnologías están ayudando mucho a realizar su trabajo.

Atención primaria

Cardoner señala que no se percibe una mayor demanda, sino que se ha mantenido, en cambio, el coordinador del centro de salud mental Benito Menni de L’Hospitalet de Llobregat, Óscar Pino, admite que sí “se percibe un aumento de la demanda de consultas”, aunque señala que las derivaciones no han aumentado. “Se hace mucho trabajo desde la atención primaria, que no ha cerrado”. De hecho, pese al aumento de las consultas telefónicas, muchas primeras visitas se siguen realizando en los CAP.

El profesional, miembro de la junta de gobierno del Colegio de Psicología de Cataluña, apunta que “eso no significa que no exista esa necesidad”, sino que se está conteniendo al paciente para evitar riesgos. “Habrá una segunda oleada”, sentencia.

Imagenes cerebrales de la afectación del insomnio al cerebro / EP

Aumento de demanda

Los casos irán en aumento, es algo que se está gestando” señalan profesionales del Hospital del Mar que esperan que cuando todo esto remita la afluencia de pacientes con diagnóstico de ingreso repunte. “No te quepa la menor duda que la prolongación del confinamiento afecta a todos”, advierte Cardoner, a pacientes con patologías previas y los que no tenían ninguna o no la mostraban. “El hecho de que este estado se alargue y no se sepa cuándo y cómo acabará repercute en la salud mental de las personas”.

Las palabras del psiquiatra del antiguo Can Ruti se asemejan a la situación que vive el hospital del Mar. Indican que ya hay casos de pacientes en que “el coronavirus es un factor que ayuda a que muchos pacientes integren ese elemento en su trastorno ya diagnosticado” o incluso sin diagnosticar.

"Efecto retadado"

Pino señala que los casos más comunes y que están aumentado más son los de ansiedad, especialmente aquellos que sufren algún paciente con un cuadro obsesivo-compulsivo, “son los que más lo sufren”. Unos casos que se pueden ir junto con los de depresión y TEPT.

“Inicialmente la gente tiene recursos, pero a posteriori hay un pico”, alerta Cardoner. Dicho repunte tiene “un plazo medio de seis meses después de que finalice la situación” causante del estrés, la ansiedad, o el trauma. “Tiene un efecto retardado”, concluye el psiquiatra.

Sectores vulnerables

Uno de los sectores que está más expuesto a este tipo de situaciones son los médicos y sanitarios que luchan contra la epidemia del SARS-CoV-2. “Estamos todos muy tensionados, tenemos equipos que apenas han descansado. Hay mucho estrés y además hay compañeros que se han contagiado”, recuerda Pino. Una valoración que comparte con el psiquiatra de Can Ruti y los profesionales del Hospital del Mar. “Hemos de responder a esta realidad”, ahora y cuando parezca que todo vuelve a la normalidad, apunta Cardoner.

Una profesional sanitaria en un homenaje a una compañera fallecida / EFE

Asimismo, llaman a estar atentos al impacto socioeconómico. Más de medio millón de catalanes ha sufrido un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y la mayoría de estudios señalan que el paro va a crecer y que las pérdidas económicas serán importantes, hechos que sufre la sociedad, también a nivel psicológico.

“Ya lo vimos en la crisis de 2008, recuerda el psicólogo del centro de L’Hospitalet quien asevera que hubo un incremento del 25% de la demanda de tratamiento de salud mental. Una situación que se puede repetir, y más si se tiene en cuenta que los más veteranos no recuerdan haber vivido una situación similar. “No existe ninguna situación previa comparable a lo que estamos viviendo ahora”, concluye Cardoner.

Prevención

En este sentido, el presidente de la Sociedad Catalana de Psiquiatría y Salud Mental recuerda la importancia de realizar “intervenciones preventivas”. Eso implica, por parte de la Administración, ser consciente de que hará falta más personal, y por otro, que la población esté alerta de lo que le sucede.

Cardoner tranquiliza a aquellas personas a los que les cuesta más dormir o concentrarse y que incluso está más irritable, estos días “es normal. Se trata de ver si esto interfiere en las tareas cotidianas y si persisten en el tiempo”.