“Las residencias de salud mental y de drogodependientes hemos sido los últimos a tener en cuenta durante la pandemia. El estigma se mantiene durante la emergencia sanitaria”. Así lo indica Joan Sallo, representante de la Federación Catalana de Salud Mental, quien lamenta que este colectivo ha quedado al margen de la atención de la administración para poder cubrir las necesidades de los internos durante las primeras semanas de la crisis por el Covid-19.
“La situación ha mejorado, pero en un principio quedamos olvidados. Resulta significativo porque ya pasaba antes y ahora se ha visto claramente”, lamenta Sallo, quien apunta que es la realidad que sufren estas personas, y que han tenido que afrontar también a la hora de recibir el material necesario para protegerse del virus. Desde estos centros reclaman la realización de pruebas a residentes y empleados así como mayor inversión pública para garantizar una atención adecuada.
Falta de inversión pública
Y es que como recuerdan desde la federación, la infrainversión de la Generalitat en centros de salud mental ha dificultado todavía más la lucha contra la pandemia. “Lo hemos repetido en numerosas ocasiones y ahora resulta aún más evidente: se necesita más presupuesto para poder trabajar. “De manera habitual, una sola persona se encarga de atender a 15 usuarios del centro, resulta impensable. Imagínate ahora que la atención que necesitan es mucho mayor”, apuntan.
Sallo, portavoz de Fórum Salut Mental Catalunya --asociación que agrupa 24 entidades del sector de la atención sanitaria concertada y la atención social en salud mental y adicciones-- lamenta el esfuerzo que tuvieron que hacer para que la conselleria de Trabajo, Bienestar Social y Familias enviase protección a los centros de adictos. “Nos ha costado mucho que los tuviesen presentes”, detalla.
¿Mascarillas y guantes?
Y es que las personas con adicciones que residen en pisos de titularidad concertada no contaban con mascarillas ni guantes hasta hace pocos días. Desde la entidad recuerdan, además, que el encierro es especialmente difícil para los que sufren patologías, tanto mentales, como de adicción. “Nuestros usuarios han respondido muy bien a las restricciones, pensamos que sería más difícil”, apunta Sallo. Para evitar afectaciones --también a nivel físico-- los internos realizan paseos acompañados de trabajadores. En el caso de personas drogodependientes que tienen que acudir a salas de venopunción --las llamadas narcosalas-- para recoger sus dosis, la situación es todavía más complicada. “Existen muchas dificultades para hacerlo, sobre todo porque no contaban con medidas de protección”, cuenta Sallo.
También los adictos que piden ayuda durante estos días, entre ellos con problema con el juego, están teniendo problemas, durante el estado de alarma, para acceder a la atención que necesitan. “Desde las entidades se intenta resolver los problemas que vayan surgiendo, pero no es fácil”, explican desde Forum, que cuenta con seis contagiados en sus centros, que acogen a cerca de 200 personas, y dos fallecidos en los pisos de Llar amb Suport.
Sin pruebas
A pesar de la baja tasa de contagios confirmados, reclaman que se realicen pruebas a aquellos que presenten síntomas. Y es que, hasta el momento, el test que les habían proporcionado tenía baja fiabilidad y se habían detectado fallos de diagnóstico, por lo que este sistema se ha retirado. “Los que tienen mayor efectividad llegan a cuentagotas y solo se destinan a espacios con positivos”, cuenta este profesional.
A falta de confirmación, aíslan a los internos que presenten síntomas como tos o fiebre, aunque recuerdan la necesidad de poder verificar si sufren o no coronavirus. “Se evitaría la ansiedad entre los demás residentes y también entre los trabajadores”, reclama Sallo. Para evitar contagios, en los centros de esta entidad se establecen turnos fijos de trabajo para reducir los contactos. Durante la pandemia están sufriendo una sobrecarga de trabajo. “No tenemos personal”, lamentan. Por ello recuerdan que, el estigma hacia este colectivo y el olvido por parte de la administración castiga a estos centros, también, en plena emergencia sanitaria.