Cuarto día de confinamiento en la Casa Cádiz de Barcelona. Un equipamiento autogestionado que apuesta por la solidaridad vecinal, que acoge en estos momentos a 24 personas sin hogar, tres de ellos de edad avanzada, ante la pandemia del coronavirus. Este lunes, la Guardia Urbana les ha informado que deben cerrar sus puertas por el estado de alarma, lo que significa que no podrán dar cobijo a nadie más, pese a que se encuentren en una situación de extrema vulnerabilidad.
Lagarder, activista que atiende a las personas que allí se refugian, explica a Crónica Global que los que duermen al raso en la ciudad son los grandes olvidados en esta situación de emergencia por el Covid-19. También desde Arrels, fundación que atiende a los sintecho, denuncian que “Barcelona ha reducido sus servicios o estos han tenido que cerrar por la crisis sanitaria. Esto todavía deja más desprotegidos a los que viven en la calle”, lamentan.
Mayor vulnerabilidad
La entidad que dirige Ferran Busquets se vio obligada a cerrar durante dos días, pero este lunes ha vuelto a estar operativa, aunque con un horario más reducido y ofreciendo solo servicios básicos: ducha y consigna para que, quien quiera, pueda guardar allí sus pertenencias.
Eso sí, los voluntarios de Arrels han seguido patrullando las calles de Barcelona para ayudarlos durante una situación, la de la expansión de la enfermedad, que los expone a una mayor vulnerabilidad. Y es que mientras la recomendación de las autoridades es confinarse en casa, ellos no solo se encuentran sin hogar, sino sin recursos ni opciones para cubrir sus necesidades básicas.
¿Quedarse en casa?
En Casa Cádiz, relata Lagarder, toman la temperatura a las personas que tienen acogidas para velar por su estado de salud. “Intentamos pasar el día organizando actividades, como los juegos de mesa, y procurando que el tiempo transcurra lo mejor posible”, señala y lamenta que en esta crisis los más desfavorecidos “se escapen de los cálculos de los políticos”.
“Quédate en casa es el lema de la campaña institucional, pero si no tienes un hogar, entonces ¿jódete?”, denuncia este activista, que ha atendido a más de 40 personas durante estos días, ante la falta de equipamientos municipales disponibles.
1.200 personas al raso
En Barcelona, según las cifras que aporta Arrels, al menos 1.200 personas duermen en la calle. Un número que se eleva hasta los 5.500 en el conjunto de Cataluña, incluyendo a los que acuden a albergues. Un colectivo de alto riesgo, cuya salud se ha visto deteriorada por dormir al raso. Muchos tienen enfermedades crónicas y presentan riesgo elevado de sufrir pulmonía.
Desde el consistorio solo mantienen abiertos tres albergues municipales. Tras el cierre del Centro de Acogida Nocturno de Emergencias (CANE) de la calle Dos de Maig, la previsión es que este jueves se abra el centro Pere Calafell, en Andrade, 184, con capacidad de acogida para 100 personas.
Un caso positivo
Según ha explicado este lunes la regidora de Salud, Gemma Tarafa, en uno de estos tres centros se ha detectado un caso positivo por coronavirus, que ha sido trasladado a un centro sanitario, y el espacio ha sido confinado de manera preventiva.
Así el manido quédate en casa, ha pasado a ser quédate en casa, si tienes una. Y, ¿si no es así?