Material y Construcciones S.A. (Macosa) fue una empresa española de ingeniería y fabricación orientada a la industria pesada. Miguel Moreno (1953, Barcelona) comenzó a trabajar allí en 1973. Fue una década después cuando conoció los efectos nocivos del amianto, material de construcción que en España comercializaba Uralita. A lo largo de su carrera, ha perdido a 30 compañeros por enfermedades derivadas de la manipulación o contacto con el asbesto. Él no se ha visto afectado, pero lleva más de 20 años batallando por su retirada en Cataluña y la implantación de revisiones médicas para todo el personal que haya estado en contacto con este componente del microcemento.
"Hago lo que está en mi mano. Este semana he ido al hospital a ver a un compañero que acaban de operar de un cáncer de pulmón, aunque aún está por ver si deriva del amianto. También a un amigo con asbestosis. Lo que tienes a tu alrededor te empuja a ayudar a los que sufren una enfermedad que algún día también podría tener yo. Y no quiero que esto se repita. Por eso, los que tenemos conocimiento de sus consecuencias, porque las vivimos, tenemos que hacer algo", explica Moreno a Crónica Global.
Activismo contra el amianto
Con 66 años, jubilado desde hace ocho, no ostenta ningún cargo sindical, pero es uno de los principales impulsores de la lucha por la retirada del amianto. El pasado año, organizó, junto a otros trabajadores jubilados de Macosa-Alstom, una recogida de 10.000 firmas para que el departamento de Salud Laboral de la Generalitat implementase una campaña de reconocimientos médicos a los empleados que hayan estado expuestos a este material, así como la realización de un censo del asbesto instalado en el territorio y la aprobación de un plan para su retirada.
"Los chequeos que se han llevado a cabo se centran en los que han manipulado este material, pero obvian la contaminación ambiental. Ese es el problema. Si en una nave de 200 metros cuadros es un operario el que corta placas de amianto y allí trabajan otras 50 personas más, la revisión médica no hay que hacérsela solo a él, sino a todos", subraya Moreno. Es más, sus fibras, "altamente cancerígenas", se extienden a zonas colindantes y también pueden afectar a los que conviven con el empleado, porque las traslada en su ropa de faena.
Enfermedad profesional
Moreno también reclama que se simplifique el proceso para el reconocimiento de la enfermedad profesional. "Llevamos 20 años luchando por compañeros afectados", apunta. "Caso por caso, uno por uno, hay que demostrar que ha trabajado en una fábrica con entorno de amianto, que la empresa se ha desentendido de la seguridad y salud del trabajador y después batallar por una indemnización. Recursos, juicios y pasar por todas las instancias", lamenta.
En el caso de todos aquellos afectados que ya hayan logrado el reconocimiento, reclama la creación de un fondo de compensación para que puedan evitar el trámite judicial. Durante sus dos décadas de activismo, Miguel se ha convertido en un experto en los efectos del asbesto. "Es una experiencia muy dura. Conocer qué es y las consecuencias de manipularlo. También supone aprender la legislación laboral en España respecto a esta cuestión", señala.
Reunión con Torra
Moreno se reunió el mes pasado con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, para trasladarle sus reivindicaciones. "Le dijimos que queríamos formar parte de la Comisión para la erradicación del amianto en Cataluña porque somos la única garantía de que se llegue hasta el final. Se ha comprometido a la creación del censo del asbesto instalado, e insistimos en la realización de las revisiones médicas. También en celebrar un acto conjunto con el Ayuntamiento frente a la Torre de las Aguas del Besòs, donde se contaminaron los trabajadores de Macosa", explica.
Este jubilado señala que la creación de la comisión, que se reunió por primera vez esta semana, es un primer paso. "Debe existir voluntad política para llevar a cabo los objetivos y deben poner los fondos necesarios para ello", sostiene Moreno, quien lamenta que durante dos décadas no se haya hecho nada, "porque no le ha dado la gana a nadie. Así de claro", concluye.