Los vecinos de los flamantes pisos-contenedor de Ada Colau en Barcelona se asfixian. Los ciudadanos que viven junto a las casas-módulo APROP, presentadas ayer por la primera edil, alertan de que la nueva construcción "les ha tapado la luz, el oxígeno y les ha dejado sin intimidad". Entre los perjudicados hay vecinos de toda la vida e incluso una pensión.
Uno de los perjudicados es Rafik Asi Asis. Vive en el 2º2ª del passatge dels Escudellers, junto al edificio de 12 apartamentos tipo contenedor marítimo que acogerán a familias en situación de vulnerabilidad. "Vivimos cinco personas en este piso. Somos propietarios desde hace 13 años. Y ahora me han estropeado la intimidad, ya que el comedor de los pisos-contenedor da justo en mi cocina. Más allá del aspecto higiénico, ya que tendremos que colocar un plástico, nos hemos quedado sin privacidad, ellos y nosotros", ha explicado a este medio. Según el residente, "no se entiende cómo el ayuntamiento ha construido el comedor junto al patio de luces, donde da directamente a nuestras cocinas. ¿No sería posible cambiar la distribución?".
"Los han construido demasiado cerca"
Comparte la crítica de Asi Asis la señora Marina Loris, que vive en el Principal 1ª. "Hace años había otro edificio frente al nuestro, pero el patio de luces era más ancho. Corría la luz y el aire. Ahora es insalubre", ha lamentado en conversación con este medio. Loris tampoco era partidaria del estado anterior de las cosas. "Es evidente que lo que teníamos delante era una plaza conflictiva: había drogas, prostitución y demás. Construir era una solución positiva. Pero que hubieran dejado medio metro más. Ahora tengo que estar con la luz encendida todo el día. Me he quedado sin sol", ha explicado.
Según esta vecina, lo más grave no es la falta de luz natural, sino el aire. "Aquí se acumularán los olores. Es que no corre el aire. Han construido los pisos demasiado cerca, dejando un trozo de plaza por delante, cuando es innecesario. ¡El espacio se necesitaba aquí, entre bloques!. Y han colocado el ascensor. No tenemos patio de luces", ha afeado la residente.
Una pensión sin vistas
Más resignado con los pisos-contenedor está Muhammad Sheik Ali. Este vecino originario de Cachemira dirige la pensión Turisol, en el primero primera detrás de las casas-contenedor. "Molestarme no es que me molesten. Era una plaza, un espacio público y el ayuntamiento tenía derecho a construir. Aquí se reunían borrachos, prostitutas y demás. Por este lado veo bien que se haya construido. Lo que no me convence es que me he quedado sin luz ni aire", protesta el hostelero. "Hay falta de ventilación y no se respira bien", alerta el pequeño empresario, que vive con cuatro niños en el piso colindante al establecimiento turístico desde 1985.
"Yo lo veo bien. Aún no han empezado a vivir, pero me parece correcto que las administraciones ayuden a las familias en situación de necesidad para que puedan recuperarse y vivir dignamente. Y la plaza que había antes causaba problemas". Quien habla es Sergio, que comparte piso con otras tres personas en el tercero primera. El residente, que también trabaja en el apartamento de modo remoto, explica que la única molestia que le provocan a él y a sus compañeros los pisos-contenedor es que "les han quitado la vista", ya que el ascensor de los módulos queda justo enfrente de una de las habitaciones. "Eso es lo malo, pero al final me parece bien que hagan cosas con nuestros impuestos", apostilla.