San Facundo pertenece a ese tipo de lugares bendecidos por la naturaleza. Y también, por desgracia, a la tristemente designada como la “España vaciada”. Pero este pequeño municipio, situado en pleno corazón del valle del Bierzo en la provincia de León, se afana día a día para no acabar engrosando la lista de pueblos abandonados.
El acceso a la localidad transita a través de un paraje de una belleza excepcional. Verdes laderas interrumpidas por oscuras escombreras de carbón, negros vestigios de su pasado minero. Precisamente para recuperar la memoria de esa actividad y darle una nueva oportunidad a la zona, la Fundación Cultura Minera BV, desarrolla en el vecino municipio de Torre del Bierzo un proyecto museístico que recopila maquinaria, herramientas, objetos, documentos y fotografías propias del sector. El plan incluye además abrir al público parte de la conocida como Mina del Oro (una de las más antiguas de la región) lo que permitirá explorar al público el interior de estas galerías subterráneas.
Expertos en optimizar los recursos
Ricardo Vila, el alcalde de San Facundo desde 1993, es el artífice de haber colocado a esta pintoresca pedanía en el mapa. Trabajó como minero hasta 1995 y actualmente ejerce de entusiasta embajador orgulloso de su pueblo. Ricardo contagia su ilusión a todo el mundo. Concibe la política como un servicio público y por ello invierte toda su energía en repoblar, preservar y mejorar este extraordinario enclave.
“El mundo es un pañuelo y San Facundo un oasis” sentencia mientras recorremos sus calles. Es un hombre de armas tomar. Hace tiempo que dejó de resignarse por las promesas incumplidas de los políticos: “Por aquí solo pasan cuando hay elecciones”. Y asevera :“Vamos a pasar de las palabras a los hechos”. Los resultados lo constatan.
Pocos recursos y mucha sensatez
Imaginación, buenas ideas y una alta dosis de sensatez a la hora de destinar los escasos recursos no le faltan. Por ejemplo, gracias al mediático Plan E de Zapatero, fueron pioneros en Castilla y León al instalar un sistema de depuración de aguas con rayos ultravioleta. Un método totalmente innovador que al contrario de otro tipo de desinfección, no altera químicamente la estructura de las aguas tratadas. Por algo cree firmemente en que la finalidad de las inversiones públicas deben tener un clara utilidad para la comunidad. Además los visitantes no verán un solo cable que irrumpa en sus fotografías ya que el tendido eléctrico se encuentra soterrado. Tampoco un solo coche circulando por las pintorescas calles, ya que los vehículos se deben quedar estacionados en el amplio parking construido a la entrada.
Otro de los reclamos es la playa fluvial construida en un tramo del río Argutorio con unas preciosas vistas al valle y conexión wifi. O las numerosas rutas de senderismo que han recuperado poco a poco y que forman parte de su privilegiado entorno y de su historia.
Si bien no disponen de establecimientos hoteleros, aunque ya están trabajando en la construcción de un alojamiento rural para que el visitante pueda pernoctar, sí hay lugar donde saborear la rica gastronomía de la zona, el Restaurante-Bar Hermanos Vila (conviene consultar previamente los horarios), regentado por Marga que además es la cocinera.
La trucha y las castañas no son solamente protagonistas indiscutibles de sus platos. Además, se han convertido en un imán que atrae cada año a cientos de turistas.
La Bomba por Navidad
Algunos de los fundamentos sobre los que descansan los proyectos llevados a cabo en San Facundo, y que tan buenos resultados están dando, son la sostenibilidad, el respeto y la inclusión.
Fiel a estos principios han rubricado un acuerdo con el sorteo de “La Bomba de Navidad” que reparte sus premios coincidiendo con los números de la tradicional lotería navideña del 22 de diciembre. Gracias a este convenio se destinará una parte de la recaudación por la venta de los décimos para la mejora de los bosques, próximos a la localidad, empleando a personas en riesgo de exclusión social. Una acción muy ambiciosa ya que aspira a convertir en residentes a estos afortunados trabajadores.
Toma castaña y trucha…
Las cristalinas aguas del Argutorio son el hogar de las preciadas truchas. Y además la excusa perfecta para organizar en el mes de junio un folclórico evento en torno a ellas: el Encuentro Gastronómico de la Trucha que en 2020 cumplirá su tercera edición. Una exitosa iniciativa que crece cada año (250 participantes en la primera y 465 en la segunda edición). Una suculenta excusa para degustar la versatilidad de este producto in situ.
Algunos de los platos tradicionales del valle se elaboran con castañas. Estos sabrosos frutos de otoño, que alimentaron durante generaciones a sus pobladores, son las reinas del magosto. Un ritual que se desarrolla durante el mes de noviembre en torno al fuego. Resultan deliciosas recién rescatadas de las brasas o como ingrediente en sabrosas recetas dulces o saladas. Una tradición que aspira a convertirse en cita ineludible de este activo municipio.
Y seguro que así será gracias a la determinación de Ricardo Vila. Como él mismo se define: “No soy un político al uso, sino más bien un gestor con la mirada puesta siempre al medio y largo plazo”. A ver si las autoridades competentes toman nota.