"¿Cuando hacían pruebas, y salía humo, intentaban hacer qué?" Termita, sí". Esta es la pregunta que formuló el fiscal al CDR J.R., acusado de terrorismo, y la respuesta de este, durante su declaración ante la Audiencia Nacional. No sólo ha admitido hacer pruebas para fabricar este explosivo, sino también nitrocelulosa --que sí consiguió-- y cloratita --“seguí un manual, pero era imposible”, admite ante el juez--. Unos indicios que, según Augc, asociación de la Guardia Civil, recuerdan al modus operandi de ETA.
De hecho, el informe de la propia Benemérita que se incluye en el sumario del caso señala que el acusado “compró y adquirió sustancias químicas consideradas precursores de explosivos”. La finalidad era, según el documento, “elaborar compuestos peligrosos”. Y, ante la dificultad de sintetizar algunos, como la cloratita, se decantó por la nitrocelulosa. Los agentes encontraron en su basura, durante los registros, “varios trozos de papel con anotaciones manuscritas con la formulación de tales sustancias explosivas”.
Fabricación de explosivos
Entre los elementos que adquirió J.R., que arrancó su declaración pidiendo perdón a los agentes “por las horas extras” que tuvieron que hacer por su culpa, se encontraban ácido nítrico y nitrato amónico, así como todo el instrumental necesario para la fabricación de la nitrocelulosa que confeccionó en la planta baja de un domicilio de Sabadell. Un espacio que denomina en sus conversaciones como “laboratorio” y, tras realizar las pruebas pertinentes, el GEDEX confirma que “existe intencionalidad clara para la fabricación ilícita de sustancias explosivas”.
La preocupación de la Benemérita viene motivada no solo por los experimentos con sustancias inflamables, sino por los seguimientos que los siete CDR encarcelados, acusados de terrorismo realizaron a los cuerpos policiales. Entre las pruebas que constan en el citado sumario, se encuentran fotografías de agentes y cuarteles que, para los investigadores podían ser un posible objetivo. Juan Fernández, portavoz de Augc, ha manifestado que estas similitudes con la banda terrorista vasca les han hecho “encender las alarmas”. “No queremos otro País Vasco en España, donde tenemos que lavar los uniformes dentro de casa, esconder la profesión que ejercemos a nuestros hijos, donde ser Guardia Civil es incompatible con llevar una vida normal”, ha lamentado.
Seguimiento a policías
Entre los indicios que constan en el sumario figuran anotaciones manuscritas de J.R. con la matrícula de un turismo de "Secreta Mossos d'Esquadra", así como una nota con el título "Esquema bomba", con los elementos necesarios para fabricar explosivos. Además, en uno de sus ordenadores, se encontraron diversas fotografías de vehículos. Uno de ellos asignado a la secretaría de Estado de Seguridad, y otro a agentes de paisano de la Policía Nacional, siempre según el informe de la Guardia Civil. A través de su móvil, el mismo arrestado buscó la localización de dos cuarteles de la Benemérita en Cataluña, aunque nunca acudió a los edificios a realizar ninguna gestión.
Otro de ellos, F.J. aseguró en una conversación --intervenida-- con otro de los detenidos que les vendría bien una "pistola de escuchas de voz" para intervenir las comunicaciones policiales. También guardaba en su teléfono una foto del acuartelamiento de la Guardia Civil en Travessera de Gràcia de Barcelona. Como justificación, alegó ante el magistrado que, debido a su trabajo como sanitario en una ambulancia, hizo la instantánea para enviársela a su pareja.
"Mirar los bajos de los vehículos"
Fernández sostiene que la información que consta en el sumario repite "los mismos patrones que el País Vasco en los años 80". "Para nosotros es muy preocupante. Las sustancias que se les han incautado para preparar termita o cloratita son las que utilizaba ETA", recuerda este agente, y sostiene que "se le ponen los pelos de punta".
El portavoz de la asociación policial apunta que la situación de la Guardia Civil en Cataluña es "única". Una labor en condiciones especiales que no les permite que nadie en su edificio pueda saber "a qué te dedicas". Así, recuerda que han tenido que colocar inhibidores en los coches y mirar los bajos de los vehículos. Por ello solicitan al ministro del Interior, Fernande Grande-Marlaska, que se preocupe por la situación de los agentes destinados en el territorio donde, la gran mayoría de ellos --2.000 de los 3.500--, no quieren estar "por la situación actual".