El necroturismo o turismo de cementerios va ganando adeptos en Cataluña así como en el resto de España. Los camposantos son lugares que, vistos con distancia y curiosidad, ofrecen información de la evolución de pueblos y ciudades; recogen la historia de cada comunidad. En ellos reposan personajes de toda clase y condición. Y, además, la entrada –por ahora– es gratuita. En coincidencia con el puente de Todos los Santos, son varios los que ofrecen rutas guiadas para conocer el pasado y comprender el presente.
En Barcelona, siempre por estas fechas, el cementerio del Poblenou ofrece una visita nocturna teatralizada, con actores vestidos de época que dan detalles de las sepulturas destacadas, velas y música para crear ambiente –como si todo lo anterior no fuera suficiente para ello–, según explican desde el recinto a Crónica Global. Esta actividad tuvo lugar el 24 de octubre, pero propone recorridos con acompañante el primer y el tercer domingo del mes. Es el camposanto más antiguo de Barcelona: en 2019 cumple 200 años.
Visitas guiadas en cementerios de Cataluña
También el cementerio de Montjuïc ofrece una visita nocturna similar, pero en marzo. El resto del año, propone rutas guiadas, el segundo y el cuarto domingo de cada mes, a elegir entre tres itinerarios: el clásico, con 40 sepulturas realizadas por arquitectos y escultores entre 1888 y 1936; el histórico, con 48 tumbas de personalidades de la Barcelona de 1883 a 1936; y el combinado, con 37 paradas. Allí reposan, entre otros, Joan Miró y Lluís Companys. En el mismo recinto está instalada la colección de carrozas fúnebres.
Más reciente, el cementerio de Les Corts ha abierto sus puertas en jornadas ocasionales, en recorridos que parten del panteón de Leandre Albareda, arquitecto del camposanto.
En el resto de Cataluña, de igual modo, hay cementerios que ofrecen actividades por estas fechas. Es el caso del camposanto de Viladecans (Barcelona), que realiza dos visitas guiadas al año: en marzo y por Todos los Santos (será el domingo, 3 de noviembre). Según explican los responsables de la oferta, consiste en un recorrido por las tumbas de algunos personajes relevantes, como alcaldes, el futbolista del Barça Ramón de Zabalo, el primer maestro, y el impulsor de los autobuses Mohn, entre otros. “Queremos explicar Viladecans desde el punto de vista de la muerte”, detallan. Se trata de descubrir el municipio y ver cómo crece el camposanto al ritmo que lo hace la ciudad. La visita termina ante el memorial de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo.
Camposantos de interés arquitectónico
En este sentido, Áltima también ha organizado recientemente rutas guiadas por los cementerios barceloneses de Sitges –donde reposan los restos de Facundo Bacardí, el del ron–, de estilo modernista y con obras de artistas como Llimona, Reynés y Vallmitjana; y de Vilanova i la Geltrú, que funciona desde 1817 y donde destacan las suntuosas tumbas y panteones de los indianos, con detalles de los arquitectos Bonaventura Pollés y Josep Doménech Estapà –autor, entre otros, del Observatorio Fabra–. Es en este enclave donde se dice que descansa el escritor y político Víctor Balaguer –aunque no está confirmado– entre empresarios como el fundador de la Caja de Ahorros de Vilanova, Pau Soler Morell. Hay un anexo donde están enterradas personas que no eran católicas.
Más lugares de descanso eterno con cierto interés, y visitables estos días, se reparten por el resto de las provincias catalanas. Es el caso del cementerio modernista de Lloret de Mar (Girona), reformado en el siglo XIX por los indianos que hicieron fortuna en ultramar, y organizado en función de la jerarquía social; el de Olius (Lleida), que se caracteriza por estar integrado en el paisaje; el de Igualada (Barcelona), uno de los más modernos de España (construido entre 1984 y 1994); y el de Reus (Tarragona), erigido en 1869, sin elementos religiosos en la fachada, y donde se encuentra el mausoleo del general Prim.
La Sinera del poeta Espriu
Los especialistas recomiendan un paseo por el cementerio de Sinera, en Arenys de Mar (Barcelona), en el que yace el poeta Salvador Espriu en un humilde, sencillo y discreto nicho, casi invisible a los ojos del visitante común. Este camposanto es un museo al aire libre, que destaca por las obras de forja, vitral y talla. Y tiene vistas al mar.
Por su parte, en el cementerio de los Capuchinos de Mataró (Barcelona) está el panteón de Josep Puig i Cadafalch, entre sepulcros monumentales y tumbas de cinco aviadores australianos fallecidos en accidente durante la Segunda Guerra Mundial frente a las costas de la ciudad. Y una última recomendación llama a parar en Vilafranca del Penedès (Barcelona), en el que están representados todos los movimientos artísticos de finales del siglo XIX y principios del XX, destacando entre todos ellos el modernismo. Necroturismo para todos los gustos.