Es el mapa de la pobreza y la exclusión social en España. Una línea imaginaria separa un norte más rico y un sur con menos facilidades. De hecho, este patrón se repite en todo el mundo: el hemisferio norte vive mejor que el sur; en el norte de Europa pasan menos dificultades económicas (aunque carecen de sol y dieta mediterránea) que en el sur. O eso indica una visión amplia de los datos disponibles. ¿Es realmente así?
El 26,1% de la población española está en riesgo de pobreza y/o exclusión social (Arope, por sus siglas en inglés). O lo que es lo mismo, 12,1 millones de personas tienen serios problemas para cubrir las necesidades básicas, según el informe El estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2018. Nada ha mejorado en el último año en este aspecto. Si discriminamos la tasa de pobreza, esta afecta al 21,5%, unos 10 millones de ciudadanos en todo el país.
En el norte de España hay más riqueza
Por comunidades, las tasas Arope más bajas son del País Vasco y Navarra; las más altas, de Andalucía y Extremadura. En el caso de Cataluña, es del 18,9% (-7,2% que la media nacional), equivalente a 1,43 millones de personas (300.000 más que en 2008). En la comunidad catalana, si solo se mide la pobreza comparada con el cómputo nacional, el porcentaje es del 13,6. La línea entre un norte rico y un sur pobre es muy clara.
Sin embargo, el informe trata a todos los españoles por igual, a pesar de que el nivel de vida es muy distinto entre comunidades, y también los salarios y las tasas de paro y ocupación, hecho que distorsiona la fotografía. Es decir, el mapa Arope general sirve para constatar que, por ejemplo, los sueldos son más altos en Euskadi que en Murcia, pero esconde que a igualdad de condiciones, vivirá mejor un murciano que un vasco. Incluso en la zona de renta baja, no cunden lo mismo 10.000 euros en una u otra comunidad.
Más pobreza en centro, levante e islas
Para precisar, pues, el riesgo de pobreza en España, conviene ampliar el zoom en cada comunidad, y determinar cuáles son los ingresos mínimos para considerar que alguien es pobre o no, según el umbral de cada región. Por ejemplo, en Cataluña son pobres quienes ingresan 10.981 euros al año (915 euros al mes) o menos, pero en Extremadura, lo son aquellos que perciben 8.871 euros (739 euros mensuales) o menos. La vida es más barata en la frontera con Portugal.
Con estas consideraciones, las regiones con mayor riesgo de pobreza se encuentran en el centro y el levante español, en Galicia y en los archipiélagos, mientras es Extremadura la comunidad autónoma con menor tasa de pobres (13,7%). En el caso concreto de Cataluña, este valor asciende al 21,3% (1,61 millones de personas).
Los colectivos más vulnerables
A pesar de todo, la imagen de Arope general ayuda a visualizar que la crisis aumentó las desigualdades, pero equiparó en la estadística de riesgo de pobreza a hombres y mujeres. Sin embargo, desde 2014 ellos se están recuperando con más rapidez, por lo que ellas son más vulnerables. Y, en el caso concreto de Cataluña, y en el último año, el riesgo en hombres ha menguado del 19% al 16,8%; en mujeres, ha aumentado del 19,8% al 20,9%. La pobreza afecta a otros colectivos: edad, nacionalidad, educación, discapacidad y territorio, entre otras variables. Además, tener hijos es un “factor de riesgo”, especialmente en los hogares monoparentales. En este punto, el economista Gonzalo Bernardos apunta que la mujer tiene “menos disponibilidad laboral” que el hombre, porque su rol en la familia es distinto y busca un equilibrio entre la parte personal y profesional –contratos a tiempo parcial, cita como ejemplo–.
Según el informe, “la población desempleada mantiene las tasas más altas de riesgo de pobreza”. No obstante, el documento sostiene que “el desempleo no define la pobreza”, dado que hay muchos empleados que no cubren las necesidades básicas con su salario, ya sea por tratarse de contratos a tiempo parcial o de corta duración. No obstante, los datos del INE muestran que las zonas de España con más paro son también las más vulnerables. El economista José Carlos Díez remarca que, cuanto más cerca de Europa –en referencia a las regiones más cercanas a Francia–, más ocupación y menos paro. Bernardos, por su parte, desliza que “en la España vaciada no hay riesgo de pobreza”, y que esta se concentra en zonas más desarrolladas, que reciben más población nacional y extranjera.
Problemas para llegar a final de mes
Hay más datos llamativos: más de la mitad de la población, 55,3%, tiene algún problema para llegar a fin de mes (52,7% en el caso de los catalanes); la dificultad es muy alta para el 27,1% de ciudadanos (28,1% en Cataluña). En cuanto a la privación material severa, alcanza al 5,4% de los españoles (3,2% de los catalanes), siendo los más perjudicados los jóvenes, familias monoparentales y migrantes de fuera de la UE. Los hogares con menores siempre sufren más, porque la carga es mayor.
En esta línea, el 9,4% de los hogares tiene problemas para afrontar gastos relacionados con la vivienda principal (8,7% en Cataluña); el 9,1% tiene dificultades para mantener la casa con la temperatura adecuada en invierno (8,8% en Cataluña); el 3,6% no puede comer carne, pollo o pescado cada dos días (3,9% de los catalanes); y el 35,9% (28,3%) es incapaz de afrontar gastos imprevistos, entre otros medidores.
Tiene solución
Hay que mencionar que España se halla cerca de fracasar en su compromiso de “reducir entre 1,4 millones y 1,5 millones el número de personas en riesgo de pobreza y exclusión” en el periodo 2009-19. En cambio, la crisis ha aumentado las desigualdades. Hoy, la renta total del 20% de la población con mayores ingresos multiplica por seis la renta total del 20% con menos ingresos.
Díez afirma que es “un problema grave, pero hay solución”. Destaca que debería ser una “prioridad”, y constata que no se están haciendo buenas políticas activas de empleo. Bruselas se lo recuerda a menudo a los dirigentes españoles. Por su parte, la receta de Bernardos para paliar el problema pasa por subir salarios, aumentar la ocupación y redistribuir mejor la riqueza. Y sentencia que en Cataluña no se está haciendo “nada, nada, nada” para mejorar estas tasas.