Arremolinada en torno al stand de Caves Carles Andreu en la 39 edición de la Mostra de Vins i Caves de Catalunya, una pareja se muestra gratamente sorprendida por el gusto de un espumoso. A ninguno de los dos, comentan, les gusta el cava, --a él por el dolor de cabeza posterior a la ingesta, ella prefiere el champagne--, pero el que han probado en una de las casetas instaladas en la ronda de Sant Antoni de Barcelona les ha cautivado.
¿El motivo? Ramón Andreu cuenta a Crónica Global que sus caldos se elaboran en la Conca del Barberà --y no en el Penedès, como la mayoría--, lo que les aporta un gusto característico porque “el clima es diferente”. Esta bodega, que tiene su origen en el S.XVIII, se enorgullece de otro hito, ser pionera en 2004 en sacar al mercado un vino tinto elaborado con la variedad trepat, hasta entonces solo utilizada para producir rosado. Su producción anual es de 150.000 botellas.
Consumo de vinos catalanes
A pesar de la buena acogida que sus productos han tenido en el barrio de Sant Antoni de la capital catalana, Andreu explica que todavía queda mucho camino por recorrer en la promoción del vino en Cataluña. “Solo el 40% de los que se consumen en el territorio se han producido aquí”. Y sostiene que la comunidad es la excepción, por lo que el objetivo de alcanzar el 70% de consumo de producción propia queda todavía muy lejos. Por lo que considera que eventos como la muestra reman a favor del sector.
Para acercar el vino con Denominación de Origen catalana al consumidor, más de 40 bodegas se han unido a esta feria popular que culminará este martes a las 21:00 h, tras cinco días mostrando su mejor bouquet a los asistentes. Entre ellos Proyecto sin etiquetas, el sueño de Jordi Vilaseca y Mirko Raccini --sommelier-- que se ha traducido en caldos jóvenes y frescos que busca atraer al público joven.
Copa en mano
Hay quien, para ahorrar los cinco euros de la copa --Riedl para más señas-- se ha traído la suya de casa e incluso algún vaso de plástico reutilizado de algún concierto. Lo mismo ocurre con las viandas. Desde los más prácticos con bolsas de patatas, a los que despliegan tarteras sobre un barril para compartir una suculenta tortilla de patatas, quesos, embutidos y aceitunas.
En el evento también se pueden adquirir tentempiés. Entre ellos crestas con diferentes rellenos, pero algún asistente coincide en señalar que no están a la altura de los caldos, que se llevan todo el protagonismo. Algunos “amables y golosos” como define Vilaseca el ‘Mes que Paraules’, un DO Pla de Bages, que busca introducir en el mundo del vino a los “que salen de la cerveza y el cubata del fin de semana”. Eso sí, para aquellos que ya tienen el paladar educado, también tienen Molt mes que paraulas --palabras mayores--.
Cultura del vino
En este espacio que ocupa la ronda de Sant Antoni también se promocionan las rutas de enoturismo a lo largo y ancho de Cataluña. Penedès y Priorat se enmarcan como las más populares. La primera, famosa por localidades como Sant Sandurní y Vilafranca que albergan tanto grandes empresas como cavas familiares. La segunda, por los terrenos de origen volcánico, ricos en pizarras rojizas o licorella, que confiere a los vinos de la zona su característica diferencial.
En palabras del empresario Vicenç Gasca, presidente de Sant Antoni Comerç, el valor añadido de esta muestra se encuentra en promocionar el producto catalán en el marco de las fiestas de la Mercè, un evento que ha atraído, a la espera conocer los datos de afluencia tras su clausura, a visitantes, no solo de Barcelona sino de toda Cataluña.