Uno de cada cuatro alumnos en Cataluña asegura haber sufrido acoso escolar, pero el protocolo contra esta lacra carece de fondos para su implementación. Así lo denuncia el presidente de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), Enrique Pérez-Carrillo, que recuerda que la ausencia de recursos convierte en una "gran mentira" las pautas que marca la administración a los centros educativos para actuar en caso de que un menor sea víctima de violencia en las aulas.
Recomendaciones que proclaman "protegerlos para que recuperen su confianza y autoestima", pero que no especifican cómo, ni habilitan atención psicológica para atender a los pequeños. Tampoco para "reeducar a los acosadores", otra de las pautas que recoge el protocolo. Un documento que "queda en papel mojado", critica Pérez-Carrillo. La asociación que lidera fue impulsora del Plan Nacional para la Prevención del Acoso Escolar, que aprobó el Ministerio de Educación, pero lamenta que sin instrucciones más precisas para desarrollarlo y sin destinar los fondos necesarios, "no es viable".
Sin recursos contra el acoso escolar
Desde Save the Children, Carmela del Moral apunta que dicho plan no ha servido para reducir el acoso escolar. "Aunque cada vez hay más iniciativas en algunas comunidades, o colegios que aplican programas novedosos, sin unas medidas transversales, como establecer la obligatoriedad de que los colegios, independientemente de su titularidad, apliquen protocolos con los recursos necesarios, no solo económicos, sino también de tiempo y humanos, no se podrá velar por la convivencia en las aulas", lamenta.
Del Moral apunta que "todavía existe cierto miedo en los centros educativos a admitir que existe un problema de acoso escolar". ¿El motivo? "Parece que enturbia el buen nombre o la fama del colegio, cuando lo que hay que pensar es en que ocultarlo no lleva a nada. Si se detecta algún caso, se debe denunciar ante la Inspección Educativa e implementar las medidas necesarias de detección y atención a la víctima y de recuperación del menor agresor para ser reeducado en la convivencia", señala. También desde AEPAE denuncian que los directores de las escuelas restan importancia a los casos de maltratos. "A no ser que sea algo evidente y muy grave, alegan que ha sido un incidente puntual, que se debe a un conflicto entre compañeros", señala el presidente de la entidad.
Los menores piden ayuda
La imposiblidad de encontrar ayuda en los colegios empuja a los menores a recurrir a alternativas como el teléfono de la Fundación ANAR. Su directora, Diana Díaz, explica que durante el pasado año recibieron más de 36.600 peticiones de auxilio por casos de acoso en los centros educativos. Desarrollan su labor en tres fases. Primero, el psicólogo que atiende la llamada valora el nivel de riesgo en que se encuentra la víctima. La segunda parte pasa por establecer contacto con la escuela "para detectar qué ha fallado" y después se marcan unas pautas para acabar con la situación de violencia a la que el alumno se ve sometido.
Los niños que cuentan su caso a la fundación llaman, en muchas ocasiones, porque "no saben identificar si lo que les está pasando es acoso escolar. Nos explican que intentan resolver por ellos mismos el problema para evitar preocupaciones en su casa", relata Díaz, que apunta que los menores tardan entre 13 y 15 meses de media en pedir ayuda.
No es un juego de niños
Años atrás, varias madres de niños que sufrían violencia en la escuela, fundaron la asociación No al Acoso Escolar (NACE), tras verse indefensas por no tener a quién recurrir para pedir ayuda. Josep Soler, psicólogo voluntario de la organización, explica que "aún se considera, en ciertos círculos educativos, que el bullying es en realidad un juego de niños", por eso subraya la necesidad de concienciar frente a la violencia en las aulas que "puede afectar al 20% de los estudiantes en nuestro país".
"Los daños son importantes y pueden dejar secuelas. Desde fracaso escolar, inseguridad, depresión, hasta trastornos alimentarios", detalla. Además, hace hincapié en la necesidad de trabajar en la prevención. "La única manera es trabajar en las escuelas: educación emocional a grandes rasgos y abordar de manera específica el acoso", sostiene. No habla de jornadas o charlas puntuales, sino de incorporarlo como una rutina educativa más.
Sensibilización en las aulas
Desde Save the Children recuerdan que no solo es fundamental trabajar para conseguir la sensibilización en las aulas, sino también en la formación de los docentes para que puedan detectar si sus alumnos son víctimas de bullying. "No tienen la herramientas ni para identificar, ni para actuar ante un caso de acoso o violencia", critica del Moral.
Desde la Consejería de Educación de la Generalitat explican que "trabajan en un nuevo plan de tolerancia cero contra todo tipo de violencias en las aulas; bullying, acoso sexual, ciberacoso, y machista". Así, sostienen que está previsto que "entre en vigor durante el próximo curso", que comenzará la próxima semana. Eso sí, no aclara si contará con dotación presupuestaria.