Los castillos más bonitos de Tarragona
La huella del mosaico de las culturas que han habitado esta provincia se puede ver en las construcciones de este tipo que hay repartidos por su geografía
4 septiembre, 2019 13:53Tarragona es la tierra catalana de la Costa Dorada, de la diversión en forma de parque temático, de la memoria romana de sus pueblos, de sus calles y de sus construcciones. La provincia guarda un recuerdo medieval y una suma de culturas que han forjado su esencia con el paso de los siglos.
Los castillos que coronan los paisajes de toda la provincia atestiguan un pasado que da forma al presente y son uno de los reclamos turísticos atemporales de Tarragona. Frente al turismo de sol, playa y montañas rusas, los castillos más bonitos de Tarragona se pueden visitar en cualquier estación de año sin perder ni un ápice de su encanto.
Castillo de Tamarit
El castillo de Tamarit tiene el honor de ser Bien de Interés Cultural desde el año 1988. Situado en Tarragona, vigila desde la altura la cuenca del Río Gaiá y la pequeña playa que baña con aguas del Mediterráneo la tierra que ocupa. El hecho de que sea de propiedad privada no le resta valor como uno de los castillos más bonitos de esta región.
Construido en el siglo XI como mecanismo de defensa frente a las incursiones marítimas de piratas berberiscos y otomanos dedicados al expolio, en la actualidad esta fortaleza de estilo románico se destina a la celebración de eventos, como banquetes de bodas u otras reuniones festivas.
Castillo templario de Miravet
En lo alto de un cerro del municipio tarraconense de Miravet se encuentra uno de los castillos más bonitos de Tarragona. Rodeado por valles, acantilados y el Río Ebro, la fortificación y sus murallas conservan su encanto medieval y para llegar hasta él los visitantes pueden caminar por la antigua senda o atravesar el río a bordo de una barcaza.
Constituye uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Orden de los Templarios en Cataluña y en Europa. La uniformidad de la construcción del edificio pensado para usos religiosos y militares indica que se levantó en un margen breve de tiempo.
Castillo de Calafell
El del municipio tarraconense de Calafell es un castillo de origen medieval también conocido por el nombre de Santa Creu. Los historiadores señalan el año 1037 como la fecha de su construcción. Desde entonces, la fortificación ha vivido diversas transformaciones y usos.
A día de hoy, este recinto situado en pleno casco urbano forma parte de un parque arqueológico al aire libre que hace las veces de museo y sirve a los visitantes para conocer su historia.
El Castillo de la Zuda
La ruta por los castillos más bonitos de Tarragona continúa en el castillo de la Zuda o de San Juan. Situado en la colina central de la localidad de Tortosa, la fortificación destaca sobre el resto de construcciones por su ubicación y ofrece una vista privilegiada de la población.
Los historiadores remontan el origen del castillo a los íberos y a los romanos y los restos arqueológicos que en él se han encontrado muestran que también los árabes ocuparon sus muros y disfrutaron de su sistema arquitectónico defensivo. Pasados los siglos, el castillo tuvo que ser restaurado hasta convertirse en un parador.
Castillo de Ulldecona
No puede faltar en esta clasificación el castillo de Ulldecona, que lleva por nombre el de la localidad en la que se encuentra. Las fuentes históricas no han emitido un veredicto definitivo sobre su origen, aunque todo parece indicar que está en las poblaciones árabes que habitaron sus tierras.
En la actualidad, la fortificación de Ulldecona es un recinto doblemente amurallado que cuenta con una torre circular que hacía las veces de vigía. A la construcción original se añadió otra torre de planta cuadrangular y una iglesia dedicada a Santa María de los Ángeles.
Castillo de Riudabella
El municipio de Riudabella acoge uno de los castillos más bonitos de Tarragona. Levantado en el siglo XII, la fortificación forma parte de la conocida como Ruta del Císter y ofrece a sus visitantes la posibilidad de probar los vinos elaborados en el propio castillo.
Del paso de los romanos por la zona, el castillo conserva la estructura de villa romana. En la actualidad se ha transformado en un recinto hotelero con dos apartamentos y con capacidad para celebrar en él bodas u otros eventos similares.