La paga extra de verano es una rareza de España. Basta con mirar a los países de alrededor para comprobar que este concepto no es para nada habitual, al menos en las cantidades españolas --equivalente a una mensualidad--, aunque cada región tiene sus fórmulas.
La historia de la paga extra en España se remonta a diciembre de 1944, cuando Francisco Franco decidió compensar a los trabajadores estatales por las dificultades económicas derivadas de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Este salario adicional era entonces el equivalente a la retribución de una semana y pretendía ser una ayuda para afrontar los gastos de Navidad. Ya en 1945, el Ministerio de Trabajo aprobó que la medida tuviese carácter general y anual.
La paga extra tiende a desaparecer
Esa paga doble de Navidad se convirtió en el embrión de la extra de verano, aprobada en 1947 y que se abonaría, en este caso, para conmemorar el 18 de julio, día del Alzamiento Nacional. Y, con el paso de los años, las dos pagas pasaron a ser del salario de una semana al de una mensualidad. Una medida que, por cierto, también existe en Portugal, pero es complicado encontrarla en otras regiones europeas. No la hay en Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica, cuatro de las potencias analizadas por la firma Seresco.
El economista Albert Guivernau añade que, de algún modo, era una ayuda interesante en otros tiempos, cuando las familias eran más numerosas, pero que esta “tradición” tiende a desaparecer: hoy la natalidad es muy inferior y la población se distribuye los gastos durante el año. De hecho, argumenta, muchas empresas ya prorratean las pagas extra en las 12 mensualidades, aunque se mantiene el concepto como tal en el sector público. De un modo u otro, a poquitos o toda de golpe, la paga extra forma parte del salario bruto pactado entre empleador y empleado para el conjunto del año.
La paga doble de verano es una convención
Guivernau, no obstante, todavía ve algunas ventajas en el concepto de la paga extra, sobre todo si se percibe como una doble mensualidad en verano --es época de rebajas e incentiva el consumo-- y en Navidad: “Más dinero para gastar”. Eso sí, ello puede derivar en algo negativo, ya que este aumento genera “una ilusión momentánea”. Una visión que también comparte Manuel Fernández Jaria, profesor de la UOC y consultor de empresas saludables. En su caso, propone eliminar cuanto antes el concepto "paga extra", porque genera confusión, y prefiere 12 a 14 pagas.
Por su parte, el también economista Daniel Lacalle puntualiza “que se llama extra, pero es en realidad una parte de tu salario”: “No tiene ningún impacto en la economía”. Es una “convención”, pero en el “imaginario” parece que es un premio. Y, como en el caso de su colega, sostiene que la tendencia es pagar 12 mensualidades y que cada uno gestione sus ingresos: “Si una persona administra su salario bien, le da igual que le paguen en 12 o 14 veces, como si lo recibe todo el 31 de diciembre”.
Se calcula con el salario base
Lacalle también menciona los nuevos tiempos y el cambio de hábitos: ahora, no necesariamente un trabajador se irá de vacaciones en agosto. No obstante, la manera de organizarse en España y el clima hacen que el concepto de paga doble tenga cierto sentido en la Administración y en sectores que funcionan de manera parecida a la del sector público: en agosto se para la máquina y las Navidades son sagradas. Desvincula la paga extra de que los salarios sean más bajos en España que en otros países del entorno.
Hay que explicar que la paga extra se calcula según el salario base mensual y, normalmente, no se incluyen en el cálculo los pluses ni complementos salariales. Además, estas pagas cotizan siempre de forma prorrateada y tienen retención del IRPF.
Los casos de otros países europeos
En el caso de Alemania y Francia, esta paga extra no está prevista en su legislación, como sí ocurre en España y Portugal. No obstante, la ley establece en ambos países que los convenios colectivos pueden prevalecer, hecho que en muchos casos se traduce en una aportación adicional al salario de los trabajadores en estas fechas.
En los otros casos también hay matices. En Bélgica tampoco existe una ley al respecto, pero la retribución extra depende de lo que indique el acuerdo de negociación colectiva. A pesar de todo, cuando existe el derecho de cobrar esta asignación, el valor es del 92% del salario bruto, y el 85% no está gravado por la seguridad social. En cambio, en Países Bajos sí existe una asignación por vacaciones, pero equivale al 8% del salario anual bruto y se paga a todos los empleados.
Por último, Fernández añade que "en Italia, la legislación recoge también la posibilidad de que las empresas paguen por los meses trece (extra de verano) o catorce (extra de Navidad), siempre y cuando se incluya también en los convenios colectivos".