Tres altos cargos más del Hospital Vall d'Hebron, en la picota. La limpieza de directivos no afines que está llevando a cargo el departamento catalán de Salud, que comanda Alba Vergés (ERC), ha reverberado en las sillas de tres directivos más de la mayor ciudad sanitaria de Cataluña tras cobrarse en junio la cabeza del gerente, el doctor Vicente Martínez, tal y como avanzó este medio.
En menos de dos meses, tras la destitución del doctor Martínez, una salida que llegó al Parlamento catalán de la mano del PSC, ha habido tres movimientos más. Son el adiós voluntario por dimisión de la doctora Ana Ochoa de Echagüen, directora asistencial y la número dos en el organigrama médico del centro; y la reconfiguración de los puestos de jefe de servicio de Urgencias y Estomatología, Fernando Aspiroz y Assumpta Ricart, cuyas plazas ha sacado a concurso público el mayor hospital de Cataluña [ver aquí]. Preguntado por la cuestión, un portavoz del centro ha negado los movimientos y ha recalcado que "eran dos plazas que hacía falta cubrir". Las ha desligado por tanto la fuente oficial de los cambios en el organigrama.
"El nuevo gerente quiere dignificar las urgencias"
Tengan o no estos movimientos que ver con la destitución fulminante del gerente, a la que respondieron 43 de los 48 jefes de servicio con una crítica carta a Salud, tal y como avanzó La Vanguardia, lo cierto es que hay fuertes corrientes de fondo en el mayor hospital de Cataluña. Fuentes médicas han explicado que Albert Salazar, el nuevo gerente, "busca reformar a fondo las urgencias del hospital". Advierten las voces consultadas que así lo ha dejado claro el que fuera hasta julio jefe del Hospital de Santa Creu i Sant Pau. "Cree el doctor Salazar que el estado actual del servicio no es digno de un centro sanitario de este nivel". En este escenario se enmarcaría la elección de un nuevo jefe de unidad.
Hay otro elemento en los planes de Salazar. El facultativo ha verbalizado ante su entorno la intención de adelgazar la estructura de Vall d'Hebron. Esta voluntad de aligerar el número de altos cargos y jefes de servicio es peligrosa, pues el nombramiento del urgenciólogo o médico internista se ha producido en mitad de una franca rebelión de la clase media de la ciudad sanitaria, que no ha entendido la destitución del doctor Vicente Martínez cuatro años después de que fuera nombrado y traído desde Girona, donde dirigía la gerencia territorial del Instituto Catalán de la Salud (ICS).
Urgencias: negocio espinoso
Si en la zona noble del hospital hay intranquilidad, no menos delicado es el momento en urgencias. La apertura de la plaza de jefe de servicio pondrá fin a la interinidad de este puesto, aunque los precedentes no son halagüeños. La antigua dirección del centro sanitario destituyó en julio de 2014 al entonces jefe de servicio, Xavier Jiménez, después de que el galeno denunciara públicamente el estado de colapso de la unidad. Sustituyó a Jiménez la doctora Assumpta Ricart, hasta ahora, cuando se abrirá un nuevo concurso. Los médicos del hospital estiman que el proceso de selección "no debería dilatarse hasta el inicio de la temporada de gripe" en invierno. Sea esto así o no, valoran positivamente la gestión de la doctora Ricart. "Las urgencias han mejorado, es evidente", tercian.
Los movimientos en Vall d'Hebron, dirigidos por el departamento catalán de Salud, han escapado del perímetro de este hospital. Cabe recordar que la cúpula de la Mutua de Terrassa, un centro sanitario privado pero que tiene un concierto con el Servicio Catalán de Salud (CatSalut), fulminó al director de centro Carles Fontcuberta en julio. En aquel momento, fuentes del sector lo atribuyeron a la notoria mala relación que mantenía el alto cargo con la Consejería que comanda Vergés. El baile de sillas en los hospitales catalanes por mor de la intervención de Salud lo elevó de nuevo el PSC al Parlamento catalán en la sesión de control del 24 de julio.