Protegida de la delincuencia. Ada Colau se blindó para acudir al Festival Cruïlla el fin de semana en mitad de una ola de inseguridad en Barcelona. El Ayuntamiento de Barcelona, que comanda la munícipe de Barcelona en Comú (BComú), desmontó el perímetro de agentes poco después. No volvieron el resto de días.
Según ha podido saber Crónica Global a partir de fuentes relacionadas con el macroevento musical, efectivos de la Guardia Urbana protegieron los accesos a la zona del Fòrum de Barcelona donde tuvieron lugar los conciertos del sábado. Permanecieron allí los efectivos de la Unidad de Refuerzo a la Proximidad y Emergencias (Urpe) y Unidad Nocturna Operativa Centralizada (Unoc) hasta que la primera edil acabó de bailar en el Cruïlla. Tras ello, el dispositivo se desmontó, aunque al final de los conciertos se produjeron actos incívicos y un gran trajín de personas, tal y como atestiguan los vídeos a los que ha tenido acceso este medio.
"Es la protección de la alcaldesa"
Fuentes del campo de la seguridad han recordado a este medio que la presencia policial por la asistencia de Ada Colau en el Fòrum --donde estuvo acompañada de Janet Sanz, la segunda teniente de alcalde-- es "absolutamente habitual, pues se trata de los agentes que forman los operativos habituales en protección de los cargos electos".
No obstante, vecinos de la zona sí han valorado negativamente el despliegue. "No es tolerable que se blinde el perímetro de un festival porque acuda la alcaldesa y, después, cuando ésta se cansa y se marche, se vayan. Aquí también hay vecinos y se pasó absolutamente de ellos", han lamentado. Según la misma fuente, en los alrededores del festival musical, cuyo cartel encabezaban Black Eyed Peas y Kylie Minogue, "se produjeron actos incívicos y mucho ruido, pero como no había policía a la vista ni agentes cívicos, como en otros festivales como el Off Week o el Primavera Sound. El barrio quedó a merced de los fiesteros".
Dos denuncias
De hecho, la asociación Anexalia ya ha interpuesto una denuncia contra el distrito de Sant Martí por, según ellos, el exceso de ruido durante el ciclo de conciertos de verano. Otra queja formal está de camino, en este caso vehiculada por la Asociación Zona Fòrum, la entidad que aglutina a los residentes que viven cerca del recinto que albergó el Fòrum de les Cultures en 2004. Sostienen los denunciantes que la organización del festival se pasó de los 68 decibelios permitidos en la zona del Fòrum, que está catalogada como una área C1 en la que pueden celebrar espectáculos culturales o deportivos. Han aportado estudios de sonometría que consignan picos de hasta 105 decibelios. "Y de noche", lamentan.
Ello quebrantaría los acuerdos llegados en el marco de la mesa de usos del Fòrum, en la que participan el Ayuntamiento de Barcelona, operadores y asociaciones de residentes. En este espacio de debate se sienta, curiosamente, Janet Sanz, la concejal del gobierno municipal que acudió el sábado al festival.