Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional han detenido a 87 personas que integraban una organización criminal especializada en robos con fuerza en domicilios, en su mayoría, en Barcelona, aunque también en otros municipios de Cataluña y Madrid.
La operación, denominada “Merlín-Taka”, se ha saldado con el arresto de 26 personas --14 de las cuales ingresaron en prisión preventiva-- por diversos delitos de robo con fuerza, pertenencia a organización criminal y receptación, mientras 61 personas también han sido detenidas por infracción de la Ley de Extranjería.
Sant Genís
Durante el primer trimestre de 2018, vecinos y comerciantes del barrio de Sant Genís, en la capital catalana, pusieron en conocimiento de los agentes la situación de inseguridad que vivían por el inicio de una oleada de robos.
Los investigadores observaron que esta denuncia coincidía con la ocupación de un centro educativo del barrio, por parte de un grupo de personas de origen georgiano, que era la base de operaciones la organización criminal.
Detenciones
Tras varias gestiones, se produjeron las primeras detenciones de un grupo de ciudadanos georgianos que se habían ocultado en el instituto después de cometer un robo con fuerza en un piso de la zona. Días después, los arrestados, que habían quedado en libertad con cargos, fueron detenidos nuevamente en Madrid por los mismos hechos.
Los agentes advirtieron entonces que se encontraban ante una organización criminal itinerante, con gran movilidad por diferentes puntos del territorio nacional, lo que condujo a la creación de un equipo conjunto de investigación entre la Policía Nacional y los Mossos.
Grupos de cinco personas
La banda se organizaba en baterías o subgrupos de hasta cinco personas, que salían por las noches a cometer robos en viviendas ubicadas en las inmediaciones del edificio ocupado, y también en otros distritos de la ciudad o municipios de la demarcación de Barcelona.
Antes de perpetrar los robos, colocaban unas marcas --pequeñas piezas de plástico-- en los marcos de las puertas de entrada, para saber si los ocupantes de los pisos se encontraban o no en su interior. Una vez que se cercioraban de que estaba vacío, manipulaban la cerradura y accedían al domicilio para materializar el robo.
Ganzúas y dinero en efectivo
Los agentes también registraron la sede de la organización desarticulada --el centro educativo ocupado--, y el domicilio de uno de los investigados, en Castelldefels, donde escondían los efectos robados.
En los registros se intervinieron numerosas herramientas para fabricar ganzúas y sistemas de aperturas de puertas, 1.200 euros en efectivo, gran cantidad de joyas, cuatro lápices de memoria y dos ordenadores.