La ciudad de Barcelona se ha convertido en una de las más respetuosas con el uso de las bicicletas de toda Europa. Hace justo dos años, el distrito del Eixample aprobaba una medida para regular y registrar el uso de este medio de transporte en el centro de la ciudad y a partir de enero de 2019 se regulaba su uso en las aceras, para beneficio de peatones y reconocimiento de los ciclistas en el asfalto.
Medidas que buscan por un lado fomentar el uso de un medio de transporte saludable y respetuoso con el medio ambiente, así como dificultar los robos y los accidentes causados por el mal uso de las aceras. Razones más que suficientes para decir que Barcelona es una ciudad bike friendly.
'Bicing', un servicio que funciona
La ciudad de Barcelona fue reconocida en 2017 como la undécima ciudad del mundo más adaptada para bicicletas del mundo por el Índice de Copenhague, uno de los indicadores externos que analizan el uso que los ciudadanos pueden hacer de este tipo de transporte público y de cómo la ciudad facilita o limita su utilización. En este sentido, el estudio destacaba la creación de una nueva infraestructura para el uso de las bicicletas, que aumentó un 20 % en el tramo de 2015 a 2017 bajo el apoyo del gobierno de la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau.
Además, el sistema de alquiler de bicicletas de la ciudad, Bicing, sigue siendo un éxito y hay planes de expansión para esta plataforma que ya incorpora bicicletas eléctricas para poder pasear por la ciudad e incluso subir a lugares en pendiente sin la necesidad de hacer grandes esfuerzos. Una gran propuesta que fomenta el uso de este medio de transporte también para personas de edad avanzada o niños, ya que facilita el pedaleo y permite a dichos usuarios desplazarse de manera más cómoda a través de la ciudad. Este detalle permite que los usuarios puedan optar por la bicicleta incluso para realizar excursiones hasta la parte alta de Barcelona, lo cual es otra gran ventaja y un elemento diferenciador.