Luis Argüello, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, ha asegurado en una entrevista en la Cope que la postura de la Iglesia de defender el diálogo para el conflicto planteado por el nacionalismo supone respetar la legalidad constitucional.
En su opinión, esa actitud, que justifica el nombramiento como arzobispo de Tarragona a Joan Planellas, coincide con la "cultura del encuentro" de la que el Papa habla en numerosas ocasiones.
Los equilibrios
El polémico nombramiento de Planellas responde a un difícil equilibrio por parte del Vaticano. Por una parte, este sacerdote ha destacado como un hombre sin complacencias ni dilaciones con los casos de abusos sexuales, mucho más ágil que el obispo Pujol, al que sustituye. Y, además, con su ascensión se mantiene el equilibrio: seis de los 11 obispos del territorio son catalanes de origen. Si hubieran nombrado al que realmente tocaba, el de Barbasro y Monzón, hubiera habido mayoría de origen no catalán, aunque sepan habler catalán. Son las cuentas que hacen colectivos muy influyentes, como Volem bons bisbes catalans.
Sin embargo, Planellas es un nacionalista conocido que ha sido complaciente con la actitud hostil de los ayuntamientos de Girona donde ha ejercido frente a los constitucionalistas. Además, no reúne las condiciones curriculares que normalmente tienen quienes son nombrados en un cargo de tan alto rango.
Dónde está el problema
Preguntado Argüello por el 39% de catalanes que votaron a partidos independentistas en las últimas elecciones generales, ha precisado que eso significa que también ha habido un porcentaje "muy alto" de catalanes que no les han votado. "Ahí está el problema de cómo favorecer el encuentro, el diálogo, es necesario asumir un marco para que sea posible el diálogo, que supone un respeto de la legalidad constitucional".
Al mismo tiempo, ha defendido una "capacidad de escucha" aludiendo a que los que no son catalanes tienen que hacer un esfuerzo para entender "lo que tantos catalanes viven, también lo que tantos catalanes sienten". Paralelamente, considera que los catalanes tienen que hacer un esfuerzo por "no confundir el sentimiento y lo que tiene de legítimo".
"La Iglesia, cuando el papa Francisco habla de la cultura del encuentro, debería hacer lo posible por propiciar esta cultura del encuentro que en la medida de lo posible respetase el marco común de referencia y la racionalidad que todo diálogo lleva consigo acogiendo también la importancia del sentimiento", ha puntualizado.