La Audiencia de Barcelona ha condenado a Joaquim Benítez, exprofesor de gimnasia del Colegio Maristes Sants-Les Corts de Barcelona, a 21 años y nueve meses de cárcel por cuatro delitos de abuso sexual, dos de forma continuada. Según ha informado este lunes el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), la sentencia de la Sección 21 de la Audiencia le impone una indemnización total para las cuatro víctimas de 120.000 euros.
Cada uno de los delitos cuenta con un tiempo de prisión diferente y, aunque en su conjunto sumen los más de 21 años de cárcel, la sentencia fija el "límite máximo de cumplimiento de las penas de prisión en 20 años". Esta pena es menor a la que pedían las acusaciones. Al finalizarse el juicio --a finales de marzo--, cuando el exprofesor confesó dos de los casos perpetrados en las instalaciones de los Maristas, la Fiscalía mantuvo la petición de 22 años de cárcel para Benítez, mientras que la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona pidieron 35 y 26 años de prisión, respectivamente.
Inhabilitación como profesor
La sentencia de la Audiencia provincial también refleja la inhabilitación de Benítez para la profesión docente. El religioso no podrá realizar tareas de enseñanza en los próximos 13 años y ocho meses. Asimismo, sobre el condenado pesa una orden de alejamiento con respecto a las víctimas, así como la prohibición explícita de ponerse en contacto con ellas.
Instalaciones deportivas del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts / MARISTES
La institución judicial asegura que queda constatado que el entonces profesor de educación física "aprovechó su condición" y las instalaciones de las que disponía en el centro para llevar a cabo tocamientos de carácter sexual a los menores. Benítez fue docente en la escuela entre los años 1999 y 2011, aunque los sucesos probados tuvieron lugar entre los años 2006 y 2009. El caso llegó a sumar 43 denuncias, aunque solo las cuatro nombradas en esta sentencia han llegado a juicio.
Un suceso "odioso" y "sin reparación posible"
El TSJC ha comunicado que los hechos sucedieron en el despacho del exdocente. Allí tenía una camilla para tratar a aquellos alumnos que pudieran haberse lesionado durante las clases de ejercicio. Estas eran las ocasiones que aprovechaba Benítez para abusar de los jóvenes haciendo uso de "su ascendencia y jerarquía como profesor", según consta en la sentencia, así como la "confianza" que los alumnos tenían en él. La Audiencia de Barcelona considera que estas actuaciones "constituyeron una experiencia vital negativa" para los jóvenes en un momento en el que "todavía no tenían desarrollada su personalidad, y que como tal ha condicionado el cómo son de adultos".
El tribunal que ha juzgado el conocido como Caso Maristas considera que el condenado llevó a cabo "un hecho perverso y odioso" que "no tiene precio ni reparación posible" en la mente y la personalidad de las víctimas y que el daño inflingido, más allá del hecho físico, "ha incidido de forma permanente" en sus vidas.
La fundación gestora, responsable
La sentencia también condena a la Fundación Champagnat, responsable de la institución, como responsable civil subsidiario. Afirma que no atribuyen a esta organización "la producción voluntaria del daño" sino que ha caído en una "conducta imprudente por falta de control sobre la conducta dolosa de un empleado dependiente".
De hecho, Benítez aseguró, después de proclamar el mea culpa en dos de estos casos de abuso a menores, que actuó de esta manera al sentirse "amparado" por la institución marista. Afirmó que los responsables de la orden religiosa conocieron uno de sus primeros casos de abusos sexuales en 1986 pero que no lo sancionaron.