En septiembre de 2018, con solo 27 años, el novillero Abel Robles fue ingresado en la UCI a causa de un ictus. Cuando salió del hospital, casi un mes después, tenía una cosa en mente: “No se puede dejar pasar más tiempo, el día de mañana no estás aquí y has dejado pasar el sueño”. El sueño al que se refiere es el de torear en la plaza de su pueblo, Olot (Girona), y que de momento ha frenado el Ayuntamiento, que ha desestimado la petición para organizar una corrida de toros en la localidad.

“Me produce mucha tristeza que la plaza esté cerrada. Para mí es un sueño torear en Olot, donde veía las corridas cuando era pequeño”, cuenta Robles con pesar. Salió de la ciudad hace unos años rumbo a Madrid porque “un torero tiene que vivir donde haya ganadería”, pero no desiste en su empeño de hacer un paseíllo en su localidad: “Aunque la plaza no tenga la misma categoría que Sevilla o Madrid, para mí si la tiene. Allí están mi familia y mis amigos”.

Toros

Sin toros desde 2005

La plaza de Olot es la más antigua de Cataluña, construida en 1859 y de titularidad pública. Por ella han pasado diestros como El Cordobés, Rivera Ordoñez o Víctor Puerto. No obstante, los toros no pisan el albero desde 2005 porque un año antes el ayuntamiento --entonces gobernado por el PSC-- declaró la ciudad antitaurina. Más tarde, en 2016, el consistorio hizo una consulta ciudadana en la que participó el 18% del censo y en la que se decidió poner fin a los correbous con el 60% de los votos emitidos. Mientras tanto, en 2010 el Parlament, con José Montilla como president de la Generalitat, había puesto fin a la tauromaquia en Cataluña; hasta que en 2016 el Constitucional tumbó la prohibición. Sin embargo, la comunidad autónoma no ha vuelto a celebrar un espectáculo desde 2011.

El novillero, junto a la Fundación del Toro de Lidia (FTL) y otras asociaciones del sector, trasladó una petición al Ayuntamiento de Olot para celebrar un “espectáculo taurino mixto” y proponían tres fechas: el 1 de mayo, el 20 de octubre y el 11 de septiembre, Diada de Cataluña. No obstante, el consistorio ha rechazado la propuesta. Ahora, los taurinos han presentado un recurso contencioso administrativo en el que denuncian la “vulneración de la obligación de todos los poderes públicos de proteger y fomentar el patrimonio cultural”.

abel robles novillero olot

Abel Robles da una vuelta al rueda en una imagen de archivo / PLAZA1

"Empujón independentista"

“Hay una percepción muy equivocada, en Olot hay una afición muy arraigada y una plaza que ha dado toros toda la vida hasta los últimos años. Además, hay muchos andaluces y extremeños que hacen una suma de culturas, pero parece que en este último empujón independentista hay algunas cosas que no gustan”, señala Robles, que reaparecerá tras el ictus en una novillada en Las Ventas en abril. “Yo voy por la ciudad y todo el mundo me para y me saluda, jamás ha habido una vejación hacia mí, pero la presión viene de fuera”, resalta.

El alcalde de Olot, Josep Maria Corominas (PDeCAT), cuestiona los argumentos de Robles y asegura que “no hay ningún debate ciudadano que quiera recuperar los toros. Esto es un movimiento marginal”. Además, justifica su rechazo a la corrida por que la plaza “no está en buenas condiciones” y no cuenta con enfermería. “Si un juez quiere arriesgarse a celebrar toros, que se arriesgue. Es inmoral querer que alguien se juegue la vida sin tener las condiciones mínimas para atenderlo”, dice. “Mi mandato termina en un par de meses, pero me negaría de todas, todas”, afirma tajante.

Generar "crispación"

Corominas se acoge a la consulta popular de 2016 para amparar el rechazo a la tauromaquia. “Es un debate para generar crispación. No se trata de tolerancia, al contrario, solo provoca tensión”. El alcalde también responde al presidente de la FTL, Victorino Martín, que critica que Olot se declare antitaurina mientras se sacrifican 14.000 cerdos cada día: “De eso vive mucha gente y el matadero de Olot es uno de los mejores del mundo; es un honor tenerlo”.

Por su parte, Robles lamenta la presión hacia la tauromaquia generada por la situación política en Cataluña y recuerda que se trata de un evento “al que acude todo el mundo por su propia voluntad”. “Yo no soy independentista pero podría serlo. Se puede ser independentista y querer ser torero. Si le ponemos al toro una bandera, caemos en un error”, asegura. “Estoy convencido de que muchos de los políticos actuales de Olot, si no tuvieran la presión del partido, estarían a favor”, sentencia Robles. En paralelo, Corominas reta “a estos que quieren conseguir algún voto” a que se presenten a las elecciones municipales “diciendo que su principal propuesta es hacer una corrida de toros, veremos cuánta gente les va a votar”.