Proyectos de futuro, sentirse protagonista o reunir a la familia. Sea por el motivo que sea, casarse sigue siendo un momento imprescindible para la gran mayoría de los españoles. Aunque hay eventos de todos los tipos y para todos los bolsillos, pocas parejas quieren dejar pasar por alto ese día.

El vestido, el banquete o el fotógrafo son algunas de las partidas más habituales en una boda y a las que los novios no suelen o no quieren renunciar. Añadirlas al presupuesto supone aumentar el desembolso que habrá que asumir el día de la celebración. Según el portal web Bodas.net, vestirse de blanco en España supone un gasto medio de 20.500 euros, prácticamente lo mismo que estrenar un coche.

El precio que hay que pagar

La cifra aumenta ligeramente respecto a años anteriores. En 2017, el gasto que asumía una pareja que quería cambiar su estado civil era de 20.000 euros. Esta cantidad se reparte entre partidas como el catering, la luna de miel, el vestuario de los contrayentes o la música. Además, los presupuestos son tan variados como la cantidad de empresas que basan su actividad en organizar el sí, quiero.

Varias modelos vestidas de novia en un desfile / EFE

Varias modelos vestidas de novia en un desfile / EFE

Si bien hay bodas de todas las envergaduras, la tendencia cambia dependiendo de la comunidad autónoma en la que se una la pareja. Extremadura, con alrededor de 27.000 euros, es la zona de España en la que más invierten en el enlace. En el lado opuesto estaría Andalucía.

¿Cómo son los contrayentes?

Los novios deciden pasar por el altar cuando tienen una media de 30 años. Además, la diferencia de edad entre los miembros de la pareja ronda los tres años, aunque en la mayoría de los casos la cifra se sitúa en uno. Cada vez las parejas esperan más para dar el paso. Este cambio supone también que son ellas mismas, y no los respectivos padres, las que asumen el coste de la boda.

COCO

Dos novios se divierten el día de su boda / EFE

Una de cada cinco parejas que se casan tienen hijos en común o fruto de una relación anterior por alguna de las partes. Además, ocho de cada 10 futuros matrimonios ya vivían juntos antes de la celebración.

Invitados, fecha y localización

La media de asistentes al enlace es de 130 personas. No obstante, a la hora de organizar la boda se debe tener en cuenta que el 15% de los invitados no asiste al evento. En cuanto a la forma de comunicar la noticia, cada vez coge más fuerza el formato digital.

Un salón arreglado para una boda / EFE

Un salón arreglado para una boda / EFE

Según los últimos datos del INE, en septiembre de 2015 se celebraron casi 23.300 enlaces. Fue el mes con más matrimonios ese año. Por el contrario, en marzo solo se firmaron aproximadamente 5.300 enlaces. En cuanto a lugares para el festejo, las fincas resultan muy atractivas. Una de cada cuatro parejas anuncia su amor en este tipo de escenarios.

Contratos prematrimoniales

Curarse en salud y redactar contratos prematrimoniales no es una idea tan descabellada. Cataluña es la segunda comunidad autónoma de España en la que más documentos de este tipo se sellan antes de las bodas. Solo la supera Asturias, zona en la que más se cubren la espalda legalmente los contrayentes.

Una persona firmando un contrato / EFE

Una persona firmando un contrato / EFE

Sin embargo, los que se casan en La Rioja son los más benévolos en este sentido. Por el momento, en la tierra del vino tinto este tipo de contratos no se firman con tanta frecuencia. 

¿Cómo lo ven las empresas?

Los cambios que se dan en el sector son también importantes para las empresas. Tienen que adaptarse a los precios del mercado, incluir las últimas tendencias y entender las necesidades de los novios. La mayoría de las compañías que se dedican al negocio de las bodas coinciden en que las parejas acuden ya informadas y con las ideas claras.

Los invitados reciben a un matrimonio recién casado / EFE

Los invitados reciben a un matrimonio recién casado / EFE

Internet también supone una ventaja en este caso. Los comentarios de los clientes en su página web o en la red es una forma de saber si, el ya matrimonio, está contento con el servicio que ha recibido y cómo pueden mejorar de cara al futuro. Con respecto al cliente, las empresas señalan que es exigente, compara y paga puntualmente.

Tendencias que vienen y van

Aunque una boda siga simbolizando lo mismo que hace 20 años, la forma en la que el futuro matrimonio quiere recordar ese día es totalmente diferente. Durante el 2018 aparecieron tendencias como hacer la celebración en un espacio industrial, incluir mascotas en la ceremonia u optar por la personalización de aspectos como las mesas o los detalles para los invitados. 

Según las previsiones de Bodas.net, este año tomarán protagonismo la decoración sostenible, aunque no será la única novedad. Desaparecen las pizarras para señalar el lugar de los invitados en el convite. Las lightboxes, o cajas de luz, serán sus sustitutas. Además, las bodas con un único color en aspectos como la mantelería quedarán atrás: los novios preferirán las gamas cromáticas para crear un ambiente más envolvente. Quien esté pensando en pedir matrimonio, puede ir tomando nota.