Aunque ni si quiera los adultos son inmunes a sufrir un atragantamiento, es un suceso más habitual entre los menores. Cuando alzcanzan el año de edad, los niños acostumbran a explorar todo lo que encuentran, y no es menos frecuente que decidan metérselo en la boca, lo que puede suponer un riesgo para su salud.
Respecto a los alimentos no recomendados para evitar atragantamientos se encuentran los frutos secos que sean duros y de forma redondeada, como las avellanas, por ejemplo. Así, sería recomendable esperar a que los niños alcancen al menos los 5 años de edad, para que puedan consumirlos con seguridad.
Tos
Si el niño tose, comienza a respirar con dificultad y emite ruidos poco habituales, lo más probable es que se haya atragantado. En caso de que al toser no consiga expulsar aquello que le causa dificultades respiratorias, se pueden dar unos golpes secos en la espalda del menor para intentar que expulse el objeto que se ha tragado.
Si continúa atragantado, habrá que practicar la maniobra de Heimlich. Un protocolo que consiste en hacer compresiones que aumenta la presión dentro del pecho y consigue crear una especie de “tos artificial” que permite expulsar el cuerpo extraño que dificulta la respiración.
Bebés
En el caso de que el niño sea un bebé, no se podrán realizar compresiones porque éste puede sufrir daños. Lo recomendable será ponerlo boca abajo, sobre nuestro antebrazo, sin dejar su cabeza, y dar golpes secos sobre su espalda.
Intentar sacar de manera manual el cuerpo extraño no es aconsejable ya que podemos empeorar el estado del niño. Tampoco hay que iniciar maniobras de reanimación en el caso de que el menor sea capaz de hablar y/o esté tosiendo.
Objetos pequeños
Lo mejor siempre será evitar dejar al alcance de los más pequeños aquellos objetos que puedan ser peligrosos y, en caso de que suceda cualquier imprevisto, llamar a emergencias lo antes posible.