'Cazador' de setas, ¿un deporte de riesgo?
La fiebre 'boletaire' de un año tan lluvioso como 2018 dispara el número de rescates y aumenta los problemas de incivismo en los bosques
29 septiembre, 2018 00:00Las lluvias de este verano han dado lugar a una de las mejores temporadas de recolección de setas que se recuerdan en Cataluña. La campaña boletaire está desbordando todas las previsiones. Y, con ella, han llegado también algunos de los problemas que implica la práctica de esta actividad. Personas que se pierden y tienen que ser rescatadas, impacto en el medio ambiente, y molestias para agricultores, ganaderos y vecinos de la zona. Fenómenos que han llevado a algunos ayuntamientos a reclamar medidas para preservar los bosques.
La falta de preparación, el mal tiempo, el desconocimiento de la zona y las imprudencias son algunas de las causas más comunes que pueden transformar una agradable jornada en el campo en busca del preciado hongo en una pesadilla. Solo en lo que va de año, los equipos de rescate de los bomberos han tenido que intervenir en 31 ocasiones para socorrer a alguien. El triple que en todo 2017, según datos de la Generalitat.
Qué hacer para evitar disgustos
El perfil del boletaire extraviado suele ser el de una persona mayor (de entre 60 y 80 años, según Protección Civil), que se distrae y se separa de los compañeros con los que pasea. Las personas de elevada edad son uno de los grupos de mayor riesgo. Solo en las dos últimas semanas, se produjeron dos casos paradigmáticos: el de un hombre de 70 años que fue hallado después de cinco días de búsqueda en el Alt Urgell, y que fue hospitalizado con síntomas de deshidratación e insolación; y el de una mujer de 77 años que se desorientó durante varias horas en el Berguedà.
Los consejos de los bomberos para evitar estas situaciones caen a menudo en saco roto. Hacer una buena planificación, estudiar bien el terreno, llevar agua y comida, mapas, GPS y el móvil bien cargado para llamar al 112 en caso de emergencia son algunos de los más importantes. Sin olvidar otros como no ir solo ni separarse del grupo, o mantener al menos el contacto visual con él, salir temprano y volver antes de que oscurezca, tener puntos de referencia para orientarse o evitar las zonas abruptas y con riesgo de caídas.
Suciedad e incivismo
Los riesgos para nuestra salud o incluso nuestra vida en caso de imprudencia no son los únicos que puede conllevar la actividad boletaire. También los hay para el medio ambiente. Sobre todo en épocas de gran proliferación de setas como la actual. Y todavía más si es día festivo o fin de semana. La masificación y el incivismo de algunas personas pueden causar serios problemas a los agricultores, ganaderos y vecinos de la zona.
"Por una parte está el problema de la basura", explica Jaume Torralba, jefe regional de agentes rurales de la Cataluña central. "Mucha gente tiene conciencia de no ensuciar el bosque, pero hay otra que no. Dejan restos y bolsas de plástico en sus picnics. Y eso se queda ahí, porque no hay servicios de limpieza", explica.
Problemas para los animales
Luego están los problemas con los animales, como las vacas que pastan por la montaña. "Algunos animales se han despeñado y muerto porque se asustan al ver a la gente. Esto no pasa por mala fe, sino por pura inconsciencia en muchas ocasiones. Hay gente que viene con perros, y los dejan sueltos donde no se puede hacer", añade. Y otro foco de conflicto son los coches. "Cuando falta aparcamiento, hay quienes dejan su vehículo mal estacionado en caminos, o directamente en medio del prado, lo cual está prohibido. O se ponen a circular campo a través", denuncia. Estas situaciones, destaca Torralba, son sancionables.
Todos estos inconvenientes han propiciado que, por primera vez, el departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat haya puesto en marcha una campaña divulgativa con la distribución de 10.000 folletos que los agentes rurales reparten in situ, con una serie de recomendaciones para concienciar a los visitantes. "La afición por las setas ha aumentado, cada vez hay más boletaires y en los últimos años hemos tenido quejas de los vecinos. Los ayuntamientos también nos ayudan haciendo difusión. Cuelgan carteles, bandos... y eso es muy importante", añade este experto en materia forestal.
Deterioro del terreno
Pero, además, ¿puede esa fiebre por la recolección de setas poner en peligro su regeneración de cara al futuro? Según algunos expertos, es probable. "A nivel científico no se ha demostrado. Pero sí se ha visto que, en zonas muy pisoteadas, el suelo se compacta. Y eso resulta problemático", explica Juan Martínez de Aragón, micólogo del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña. Según este especialista, "recoger setas en sí no es perjudicial, pero sí las malas prácticas. El medio se destroza cuando todos caminamos por el mismo sitio, porque se deteriora el terreno. En las zonas más empinadas, por ejemplo, se pierde. Y además están los que ensucian el bosque, los que no respetan a los animales...", lamenta.
Martínez de Aragón no es concluyente a la hora de valorar si el cambio climático puede afectar en el futuro la producción de setas: "Llevamos 22 años estudiándolo en Cataluña, y no vemos que haya habido disminución en la producción de los últimos años. Ésta fluctúa en función de las lluvias. Pero sí que se aprecia un retraso en la aparición. No es el caso de este año, gracias a las abundantes precipitaciones de este verano, pero ya no se suelen encontrar setas hasta el 20 de septiembre", explica. Según este micólogo, "el cambio climático indica que lloverá menos, pero no sabemos cuánto ni cómo".
Un récord que se aleja
Sea como fuere, la proliferación de setas y de boletaires está siendo de lo más prolífica este año. Aunque en las próximas semanas su producción disminuirá en Cataluña debido a la climatología. "Este año ha sido bestial, el primero con más de 500 kilos por hectárea en el Pirineo, y una media global de 60 kilos, una barbaridad. A poco que llueva, se pueden superar los 100", afirma. Hasta hace una semana, el micólogo pensaba que se podría superar el récord de 2014, cuando se llegó a los 200 kilos por hectárea de media. "Pero hace diez días dejó de llover, han subido las temperaturas y ha hecho viento. Eso es malo para las setas. Tardarán un poco en regenerarse, y no sé si llegaremos a esa cifra", advierte Martínez de Aragón.
Un pequeño bache que ahora intentarán aprovechar los paradistas, que este año han visto como los precios de sus cestas bajaban debido a la abundancia y la facilidad para encontrar los hongos. Octubre, mes álgido de la actividad boletaire, podría reflotar sus ventas.